El presidente en funciones de la Región de Murcia, Fernando López Miras, tiene marcada en rojo en el calendario una fecha muy musical. El 7 de septiembre es el último día que tiene para lograr un acuerdo con Vox que le permita repetir mandato. Pero la canción no termina de sonar: su negativa a que ningún otro partido entre en el Gobierno autonómico, unida a la tensa situación nacional entre las dos formaciones de la derecha tras dejar Feijóo fuera a los de Abascal de la Mesa del Congreso, pone el más difícil todavía a las negociaciones para la investidura.
Murcia es la última Comunidad que queda por formar Gobierno tras las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo. Y la única posibilidad la tiene el PP, que logró 21 de los 45 diputados que conforman su Asamblea Regional, a dos de la mayoría absoluta, ya que el bloque de la izquierda solo sumó 15 (13 del PSOE y 2 de Podemos). Pero para lograr la investidura, López Miras precisa del apoyo -vía ‘sí' o abstención- de los parlamentarios de Vox, que consiguió nueve escaños en los comicios.
Aunque poco a poco se han ido despejando los distintos Gobiernos autonómicos -el último con presidencia popular, este mismo mes de agosto, en Aragón, con un Ejecutivo en el que han entrado los de Abascal con una vicepresidencia y dos consejerías-, López Miras ha reivindicado su amplia victoria en las urnas para exigir un Gobierno monocromo. Pero ni la cúpula de Vox en Murcia ni a nivel nacional lo aceptan y el presidente de la formación llegó a decir que tendría que darse "un golpe en la cabeza" antes de cambiar de opinión.
Tal es así que el actual presidente murciano se presentó a la investidura en otra fecha emblemática, el 7 de julio, y recibió el 'no' tanto del PSOE y de Podemos como el de Vox. Aunque Miras apostaba por llegar a un acuerdo programático, ninguna de las dos partes ha evidenciado acercamientos como para desenredar la madeja. Es más, en sus declaraciones públicas, se han demostrado cada vez más alejados.
Esta misma semana, el líder de Vox en Murcia, José Ángel Antelo, afirmaba que la mano sigue tendida, pero que no aceptará "vetos" que no le concedan "representatividad política" a sus votantes, el 18% de los emitidos. Fuentes de Vox insisten en que "a día de hoy, no hay nada seguro". López Miras, por su parte, ha llamado en diversas ocasiones a sus posibles socios a sentarse a dialogar "sin excusas ni chantajes". Para el presidente en funciones, Murcia no puede mirarse en el espejo de la Comunidad Valenciana, Extremadura y Aragón, donde Vox sí se ha hecho un hueco en sus respectivos gobiernos, escudándose en sus resultados electorales y en que no hay una alternativa de Gobierno a la izquierda.
La situación política a nivel nacional ha puesto más brasas a la lumbre y deja ya poco margen de maniobra. A pesar de la insistencia, este mismo viernes, de los de Abascal en que estarían dispuestos a apoyar una investidura de Feijóo, el hecho de que no hayan conseguido un puesto en la Mesa del Congreso ha sentado mal en la formación. Su presidente demostró su decepción y dijo sentirse "perplejo" por el hecho de que la tercera fuerza política de España quede fuera del organismo. Pero no todos en la formación han sido tan comedidos. El vicepresidente valenciano, Vicente Barrera, habló este viernes de "vergüenza" y acusó a Feijóo de "escupir en la cara de Vox".
En este escenario, el acuerdo se antoja complicado y podría convertir a Murcia en la primera Comunidad en tener que volver a convocar elecciones autonómicas -en este caso, a finales de octubre- por el hecho de que no se hayan alcanzado los acuerdos necesarios.