Los dos buques de guerra rusos, el remolcador Sergey Balk y el submarino clase Kilo Krasnodar, que fueron localizados por la Armada Española en aguas de Baleares fueron de nuevo detectados en la costa gallega. Se dirigían a su puerto base en el Báltico.
Según ha informado el Ministerio de Defensa, tras la primera detección en el Mediterráneo, el patrullero Centinela zarpó la tarde del domingo 15 de octubre hacia la frontera norte con Portugal para «localizar» y hacer un «seguimiento» de las dos unidades navales rusas que se encontraban en tránsito a su puerto base en el Báltico.
Defensa explica que «pese a las duras condiciones meteorológicas y a la falta de visibilidad», los dos buques rusos fueron localizados la tarde del 17 de octubre cerca de la frontera. Desde ese momento, el Centinela siguió su derrota hacia el límite norte de la zona económica exclusiva española y, después, el 18 de octubre, tras los «objetivos de presencia y seguimiento cumplidos» el patrullero regresó a su puerto base en Ferrol. Los dos buques rusos ya habían sido acompañados por el buque de acción marítima Rayo a su paso por el Mediterráneo, según Defensa.
Para esta operación de vigilancia, el Centinela, perteneciente a la fuerza de acción marítima de la Armada, con base en el arsenal de Ferrol, se integró en el mando operativo bajo control del mando de operaciones, precisa en la nota. Con una dotación aproximada de 40 personas, la principal misión de este buque comprende las operaciones de vigilancia y seguridad marítima en los espacios de soberanía e interés nacional. Las operaciones de presencia, vigilancia y disuasión son una herramienta eficaz para mantener una vigilancia de los espacios de soberanía, lo que permite detectar anticipadamente amenazas y facilitar una respuesta inmediata y viable ante una potencial crisis, explica el Ministerio. Diariamente, hay unos 3.000 efectivos de las Fuerzas Armadas involucrados en este tipo de operaciones bajo control operativo del mando de operaciones.