La ministra de Sanidad, Mónica García, ha avanzado este viernes su intención de aprobar la ley de cannabis medicinal «en los próximos meses», al tiempo que ha anunciado que «este año» estará listo el plan integral antitabaco que ampliará los espacios sin humo y regulará los vapeadores. Así lo ha anunciado García durante su primera comparecencia en el Congreso, en la que está desgranando las políticas generales de su departamento y que pasan por recuperar las conclusiones aprobadas en la Subcomisión de Estudio del Cannabis Medicinal del Congreso de los Diputados hace ya año y medio.
Un asunto que ha definido como «importante para el futuro de la salud pública» en nuestro país porque «España no puede permanecer al margen de los avances internacionales en este campo», con lo que resulta «imperativo abordar esta cuestión con rigor científico, responsabilidad ética y sensibilidad social». Y lo hará «de la mano» de las recomendaciones de la subcomisión creada ad hoc en la Cámara Baja, que dio luz verde al uso del cannabis terapéutico para paliar el dolor y los efectos de los tratamientos de algunas enfermedades, incluyendo las oncológicas, «de acuerdo con la evidencia disponible y las garantías que rodean a todo producto terapéutico».
En la propuesta final, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) está teniendo un rol decisivo para asegurar las «máximas garantías de calidad» con el mayor beneficio para el paciente con la mayor evidencia científica sobre el uso del cannabis y los cannabinoides. «Tenemos clara la hoja de ruta. Bajo estos fundamentos, en los próximos meses daremos los siguientes pasos para la aprobación y puesta en marcha de la nueva normativa», ha garantizado.
Respecto al plan antitabaco, Mónica García ya le ha puesto fecha: será «durante este año» cuando piensa aprobarlo, seguido de su implementación y puesta en marcha, con el objetivo de lograr la primera generación libre de humo. La ministra ha querido dejar claro que todos los problemas de cumplimiento, pérdidas económicas y de empleo y conflictividad social que se alegaron desde determinados sectores durante la tramitación de la anterior ley han resultado «todas erróneas».
Junto al tabaco, en Sanidad preocupa «la llamada reducción de daños» asociada a las nuevas formas de fumar, a la que se oponen todas las sociedades científicas, y que resulta «especialmente peligroso para la población joven», a la que facilita el acceso a la nicotina a través de sabores afrutados y formatos visualmente atractivos. «Tenemos la suficiente experiencia y evidencia científica acumulada para saber que la reducción del tabaquismo sólo trae efectos positivos», puesto que esta sustancia es factor de riesgo para 6 de las 8 principales enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer, la enfermedad cardiovascular o la diabetes, ha concluido.