Agentes del Grupo XI de la Brigada de la Policía Nacional en Madrid han desarticulado un grupo criminal especializado en cometer robos con fuerza en viviendas en urbanizaciones de lujo, fundamentalmente en domicilios de futbolistas, han informado hoy a los medios los investigadores policiales.
Sus seis integrantes, la mayoría de nacionalidad marroquí, han sido detenidos y se les atribuye ocho robos y dos intentos en viviendas cometidos desde el mes de julio de 2022 en las localidades madrileñas de Alcobendas, Pozuelo de Alarcón, Torrelodones y Madrid. Entre los futbolistas afectados está Rodrygo Goes y Radamel Falcao.
El de Falcao ocurrió a principios de octubre de 2023 en el madrileño barrio de la Florida, aunque ya lo habían intentado en julio de 2022 pero un empleado del hogar impidió el asalto. Quince meses, cuando el futbolista estaba disputado un partido en Mallorca, los ladrones sustrajeron joyas, dinero y demás objetos de valor
Parecido fue el caso de Rodrygo, ya que le robaron cuando estaba jugando contra el Sevilla la final de la Copa del Rey en mayo de 2023. Ocurrió en la Moraleja y los cacos se llevaron joyas, bolsos y demás objeto de valor valorados en medio millar de euros sustraídos en distintas habitaciones. Un empleado de seguridad de la urbanización fue quien se dio cuenta y avisó a la Policía Nacional.
LA INVESTIGACIÓN
La investigación de la llamada 'operación Cartuja' precisamente porque este segundo futbolista jugaba en Sevilla. En este caso, los agentes consiguieron situar a tres varones en el escenario de los hechos, quienes lograron acceder a la vivienda tras saltar una valla, huyendo posteriormente en un vehículo.
Los investigadores consiguieron identificar uno de los dos vehículos, centrándose la investigación en su propietaria, en su pareja sentimental y en otro varón. Y es que en ocasiones utilizaban coches robados y en otros los suyos propios, cuentan los investigadores.
El análisis de los movimientos de estas tres personas permitió que los agentes vincularan los hechos de Alcobendas con el robo de Falcao, donde los ladrones llegaron incluso a retener a una empleada del hogar mientras conseguían su botín. En este caso, para llegar y huir del domicilio utilizaron un turismo sustraído y una motocicleta con una placa de matrícula modificada.
Los asaltantes siempre iban encapuchados y con guantes y su principal objetivo eran las habitaciones donde estaban los objetos de más valor.
IDENTIFICACIÓN DE LOS FACILITADORES
El avance de la investigación consiguió identificar a los colaboradores que facilitaban a los dos presuntos autores materiales información de posibles objetivos. Todos ellos eran personas de alto poder adquisitivo que residían en viviendas unifamiliares ubicadas en urbanizaciones exclusivas.
Gracias a esta información, se reforzó la presencia policial en los puntos sensibles y se frustraron nuevos robos en localidades como Pozuelo de Alarcón y Torrelodones. No obstante, la banda consumó otros cuatro robos similares, en esta ocasión a empresarios, uno de ellos muy conocido.
En uno de ellos entraron y lo desvalojaron cuando la víctima y su familia, que no se percataron de lo sucedido, estaban viendo la televisión en el salón. Los ladrones solían actuar al caer la noche, entre las 20 horas y la 1 de la madrugada.
Asimismo, los agentes rastrearon algunos de los efectos sustraídos e identificaron a un varón que regentaba un establecimiento dedicado a la compraventa de metales preciosos como receptador de los mismos, colaborando de esta manera como último eslabón del grupo criminal.
CUATRO ENTRADAS Y REGISTRO Y DESARTICULACIÓN
Conforme avanzaban las averiguaciones, los investigados comenzaron a adoptar más medidas de seguridad, utilizando multitud de líneas telefónicas y de vehículos para dificultar la labor policial.
Por este motivo, el pasado 13 de febrero se elaboró un dispositivo para su detención, con cuatro entradas y registros en los municipios de Escalona (Toledo), Sotillo de la Adrada (Ávila), Lozoya (Madrid) y en la propia capital.
En este operativo fueron detenidos los seis integrantes del grupo criminal, cinco hombres y una mujer, que era la pareja de uno de los hombres. Entre las funciones, dos se dedicaban a los asaltos, tenían otros dos colaboradores que en alguna ocasión también entraban en los chalés.
Y luego está la mujer, pareja de uno de los autores, que era la receptadora, ya que se dedicaba a vender los objetivos robados en casas de empeños. De hecho, uno de los arrestados es un perista italiano con un negocio en una conocida calle del centro de Madrid donde acababan los objetos robados, especialmente las joyas y los relojes, que eran vendidos a un precio mucho menor que su valor en el mercado.
Llegaron a venderle gargantillas de 10.000 euros y pendientes de 6.000 por un tercio de su valor. Y además, en sus registros, aparecían algunas de ellas adquiridas por un precio de 999 euros, el máximo que se puede pagar en metálico, aunque los agentes creen que recibieron bastante más dinero por esos artículos.
Los agentes intervinieron un botín diez relojes, diversas piezas de joyería, más de 3.300 euros en efectivo y dos pistolas de aire comprimido, entre otros efectos. En total, habrían robado una cantidad entre 1,8 y 2 millones de euros, 500.000 euros solo en joyas.
Los 'cacos' tenían especial obsesión con los relojes de alta gama. De hecho, captaban a alguna de sus víctimas en calles de barrios acomodados por el valor de sus relojes. Luego les seguían o investigaban quién eran para cometer posteriormente los asaltos. No sustraían aparatos electrónicos..
Los arrestados pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntos autores de ocho delitos de robo con fuerza, un robo con violencia o intimidación, falsedad documental, receptación y blanqueo de capitales, así como por pertenencia a grupo criminal. Ésta decretó el ingreso en prisión provisional de tres de ellos, los dos presuntos autores materiales y uno de sus colaboradores.
EL PELIGRO DE LAS REDES SOCIALES
Para la elección de sus objetivos, este grupo criminal utilizaba el contenido audiovisual que los propios deportistas, sus familiares o personas de su entorno publicaban en redes sociales, mostrando algunos de los efectos de gran valor que poseían en sus domicilios, así como su distribución espacial y ubicación del mismo, e, incluso, informando de cuándo se encontraban ausentes de sus viviendas.
Esta información era, posteriormente, contrastada y completada sobre el terreno por integrantes del grupo criminal, quienes realizaban visitas a las viviendas interesadas para realizar comprobaciones sobre los sistemas de seguridad instalados y la viabilidad de acceso a las mismas, demostrando un alto grado de profesionalidad.
«Publicar imágenes, fotos, no solamente de la persona interesada, sino también familiares en los cuales digan dónde estás, dónde vas a estar o en cualquier momento qué es lo que estás haciendo, hace de que se sepa que la vivienda se encuentra vacía. Al encontrarse vacía, lo aprovechan los autores para poder perpetrar esos robos con fuerza o cualquier otro un allanamiento o incluso puede ser una ocupación», ha indicado un responsable policial.
Por ello, ha llamado a la precaución a la hora de publicar información en las redes sociales. «Luego hay que coger también los hábitos de medida de seguridad porque la seguridad colectiva empieza primero por la seguridad individual de uno mismo. Cuando ya se tenga la seguridad con hábitos adquiridos, pues podremos conseguir más seguridad en nuestro entorno, ya sean en nuestras urbanizaciones, o en los pisos, o en las viviendas, o donde nosotros vivamos», añaden.