Los pisos turísticos se han convertido en una fórmula de alojamiento cada vez más habitual para hospedarse en vacaciones. En la última semana la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ha reiterado su preocupación por el efecto que este tipo de alquileres están teniendo al tensionar el mercado y dificultar el acceso a la vivienda, un problema que no solo sufre España, pero que sí adquiere una especial relevancia por el peso del sector turístico en la economía española. El país mediterráneo fue en 2023 el segundo de toda la Unión Europea en el que más reservas se hicieron en alquileres turísticos a través de plataformas online, concentrando el 20% de las pernoctaciones registradas en este tipo de alojamientos.
Esta fórmula ha ganado popularidad en los últimos años. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en agosto del año pasado España contaba con 340.424 pisos turísticos, la cifra más alta de la serie estadística tras crecer un 9,2% con respecto al año anterior. La mayoría se ubicaban en Andalucía, Comunidad Valenciana y Cataluña (79.065, 58.337 y 52.026 respectivamente), con una media de cinco plazas por vivienda. Estas tres comunidades concentraron el 55,6% de la oferta nacional, que hospedó a 13,3 millones de personas durante sus vacaciones y escapadas.
A nivel europeo, según datos de Eurostat, España fue en 2023 el segundo país comunitario donde más alquileres turísticos se reservaron a través de plataformas online, solo por detrás de Francia. El país ibérico concentró el 19,5% de las pernoctaciones de todo el continente en este tipo de alojamientos con 132,6 millones de noches reservadas, un 12,4% más que en 2022. El 42,2% de estas pernoctaciones se concentraron en los meses de verano, entre julio y septiembre. En concreto, agosto fue el mes con más noches reservadas en alquileres turísticos: casi 23 millones.
El auge de esta fórmula de alojamiento vacacional se enmarca en un momento de crecimiento sostenido del sector turístico español, uno de los más fuertes de Europa. En 2023, España batió todos sus récord con la llegada de 85 millones de turistas extranjeros que gastaron en el país 108.789 millones de euros. Ambas cifras superan en un 2% y un 18,3% los registros de 2019, cuando se habían alcanzado los anteriores récords, frustrados en los años posteriores por el parón de la pandemia.
De hecho, tres de las cinco regiones europeas donde más uso se dio a los apartamentos turísticos en la época estival fueron españolas: Andalucía ocupó el segundo lugar con 14 millones de reserva, mientras que la Comunidad Valenciana y Barcelona se situaron en cuarta y quinta posición con 9,7 y 9,4 millones de pernoctaciones respectivamente. A excepción de Canarias y Baleares -que también se colaron entre las veinte primeras-, el resto de comunidades no superaron los 3 millones.
Aunque su precio subió de media un 8,6% en 2023 con respecto al año anterior, los pisos turísticos siguen siendo una opción atractiva para muchos a la hora de elegir alojamiento para sus vacaciones. Además de caracterizarse por su flexibilidad, la estancia media suele ser más larga en los apartamentos que en otras fórmulas tradicionales como los hoteles. Los visitantes que se decantaron por hospedarse en pisos turísticos pasaron de media 5,3 días en ellos, frente a tres en hoteles, según el INE.
Francia, en cabeza
El atractivo de los pisos turísticos es patente en todo el continente. La Comisión Europea calcula que este tipo de alquileres de corta duración representan alrededor del 25% de los alojamientos turísticos en la Unión Europea. Según los datos de Eurostat, en 2023 se reservaron 678,6 millones de pernoctaciones en pisos turísticos en todo el territorio comunitario, un 13,8% más que el año anterior. Francia, España e Italia concentraron el 56,8% de las reservas, situándose en cabeza el país galo con 152,4 millones de pernoctaciones.
La región francesa de Provenza-Alpes-Costa Azul fue la tercera en la que mayor uso de los pisos turísticos se hizo durante el verano, aunque la palma se la llevó con mucha diferencia la región croata de Jadranska Hrvatska, en la costa del Mar Adriático, donde los visitantes reservaron 23,7 millones de noches en alquileres turísticos entre los meses de julio y septiembre: 258.000 al día. Otras cinco regiones francesas, seis italianas, dos griegas y dos portuguesas superaron también los 4 millones de reservas en la temporada estival.
A la luz de estos datos, la Unión Europea se ha puesto manos a la obra para regular este tipo de alquileres de corta duración. A finales de febrero, el Parlamento Europeo aprobó un nuevo reglamento que obligará a las grandes plataformas a compartir información con las administraciones públicas y a las comunidades autónomas a llevar un registro de viviendas y propietarios, con el objetivo de combatir la oferta ilegal. Hace poco menos de un mes el Consejo de la Unión Europea dio su visto bueno a esta nueva normativa, que está todavía pendiente de refrendo y de su publicación en el Diario Oficial, lo cual se prevé que ocurra en las próximas semanas -antes del fin de la legislatura europea-, aunque la norma da un plazo de dos años para su aplicación.
Limitarlos en zonas tensionadas
A nivel nacional, la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, expresó esta semana la voluntad del Gobierno de "limitar" los alquileres turísticos en las zonas tensionadas, al considerar que esta fórmula tensiona el mercado residencial porque reduce la oferta a disposición de los vecinos. "Donde hay una mayor concentración de pisos turísticos, hay parejo una tensión en el mercado", afirmó. No obstante, reconoció que la mayor parte de las competencias en esta materia residen en las comunidades autónomas y municipios. "No quiero entrar en sus competencias, pero esto es de mi incumbencia porque está tensionando el mercado residencial", añadió, recordando que hay regiones como Cataluña, Andalucía o Canarias donde ya se están "dando pasos" en la regulación de los alquileres turísticos.
Por el momento, Vivienda ha puesto en marcha un grupo de trabajo junto al Ministerio de Industria y Turismo, aunque todavía no ha anunciado medidas concretas. En todo caso, Rodríguez matizó que las iniciativas que se pongan en marcha habrán de tener en cuenta las distintas realidades territoriales que conviven en España, apuntando a que los alquileres turísticos pueden ser una "oportunidad" para reactivar zonas rurales, pero al mismo tiempo están conduciendo a problemas de acceso a la vivienda y de gentrificación en algunas grandes ciudades. "Reivindico un concepto de ciudad en el que cabe el turismo, pero en el que quede espacio también para la convivencia, en el que la gentrificación no expulse a los vecinos", defendió.