Hace justo una década que Podemos midió por primera vez sus fuerzas en las urnas y lo hizo en las europeas del 25 de mayo de 2014, en las que consiguió cinco eurodiputados y un empuje que le llevó a pisar los talones al PSOE en España. Diez años más tarde, confían en lograr al menos el escaño de Irene Montero en el Parlamento Europeo para mantenerse a flote.
Cuando se estrenaron en aquellas primeras elecciones europeas, con Pablo Iglesias de cabeza de lista y nombres tan reconocidos después como los de Teresa Rodríguez o Miguel Urbán, les votaron más de 1,2 millones de personas (casi el 8 por ciento del electorado) y se situaron en cuarta posición, por detrás del PP, PSOE e Izquierda Unida. Fue una sorpresa hasta para ellos mismos. No hacía ni cuatro meses desde que Podemos se había puesto en marcha y ya se convertía en un quebradero de cabeza para los socialistas.
En las siguientes elecciones europeas, cinco años más tarde, consiguió un diputado más, hasta seis, pero ya en la candidatura Unidas Podemos, con IU, y lograron un millón de sufragios más (superaron los 2,2 millones de votos, el 10,15 %). Ahora ese espacio electoral a la izquierda del PSOE ha dejado de ser territorio exclusivo de Podemos porque vuelven a ir en solitario como en 2014 y se lo disputan con Sumar, que, si bien concurre con una candidata nada conocida, Estrella Galán, cuenta con todo el peso de la marca de Yolanda Díaz.
Eso no quiere decir que el apoyo de la vicepresidenta segunda del Gobierno sea un valor en sí mismo, como se ha demostrado en las tres citas electorales de este año, en las que el empuje de Díaz y de sus siglas no han evitado un encadenamiento de derrotas para Sumar, incluidas las catalanas, donde los comunes perdieron dos diputados, aunque les puede salvar tener la llave del Govern. Destino más dramático han corrido los morados en otras comunidades. No han conseguido entrar en ninguno de los Parlamentos que se han renovado este año (Galicia, País Vasco y Cataluña), donde precisamente habían logrado algunos de sus éxitos más emblemáticos en unión con las mareas o los comunes de Ada Colau.
Ese destino tampoco ha sorprendido después de que emprendieran de nuevo camino en solitario tras dejar Sumar en diciembre pasado y quedarse con cuatro diputados en el Grupo Mixto del Congreso. Entre unas y otras elecciones europeas, Podemos, procedente del activismo del 15M, llegó a su punto más alto en los comicios generales de junio de 2016 para ir luego desplomándose hasta estar ahora al borde de la desaparición numérica, aunque no han caído todavía en la irrelevancia política porque aún pueden jugar sus cartas en este escenario tan complicado para poder legislar y gobernar. En todo caso, en esta década de vida y tras su debut en las europeas, el camino electoral les llevó a sus primeras generales en diciembre de 2015, que tuvieron que repetirse por la imposibilidad de armar una mayoría, pero que certificaron que Podemos estaba disparado. Obtuvieron con sus confluencias 69 diputados.
En la repetición de junio de 2016, en coalición con Izquierda Unida, sin embargo, no consiguieron el soñado´sorpasso' al PSOE y se quedaron en 71, a catorce de los socialistas. Llegó 2019, con repetición electoral incluida y ya los morados empezaron a perder fuelle e internamente se habían desgastado con la ruptura con Íñigo Errejón: en la convocatoria de abril se quedaron en 42 diputados con sus confluencias y en la de noviembre, en 35.
No obstante, les fue salvando formar el primer Gobierno de coalición con Pedro Sánchez, aunque fue un Ejecutivo agitado por el pulso que mantenían el líder socialista y Pablo Iglesias, que ocupaba la vicepresidencia segunda hasta que abandonó en marzo de 2021 y designó a Yolanda Díaz como su sucesora en el cargo.
No obstante, las discrepancias dentro del Gobierno no aminoraron porque el peso de la confrontación se desplazó hacia Ione Belarra e Irene Montero, que tenían dos frentes: sus socios socialistas y Yolanda Díaz. En las elecciones adelantadas de julio de 2023 a Podemos no le quedó otra que encajarse en Sumar, pero fue un encaje imposible que acabó saltando por los aires con los cinco diputados morados marchándose al Grupo Mixto -ahora ya son cuatro-. Ahora, con tres desastres a sus espaldas desde que dieron el portazo a Sumar, confían en salvar, por lo menos, el escaño de Irene Montero el 9 de junio. Salvar a Irene Montero para salvar el partido.