Científicos andaluces y alicantinos investigan cómo dar uso, especialmente en el campo agroalimentario, al alga asiática, una especie invasora que está atacando las costas andaluzas y amenaza todo el litoral mediterráneo al expandirse a gran velocidad mientras arrasa el fondo marino y causa un gran impacto medioambiental y económico. Según explica el profesor de la Universidad de Málaga (UMA) Francisco Franco, director de la cátedra Ciencias del Litoral de la Costa del Sol, la Rugulopteryx okamurae, conocida comúnmente como alga asiática, llegó desde Asia al Estrecho de Gibraltar entre finales de 2015 y principios de 2016, probablemente como 'polizón' de algún carguero. «Cuando llegaron a la bahía de Cádiz encontraron un ecosistema bastante debilitado y han aprovechado para arrasar. Están haciendo una invasión extremadamente intensa», asegura.
Desde entonces se ha expandido desde Cádiz hacia la provincia de Málaga, causando un impacto ambiental, económico e incluso pesquero «bastante importante» en municipios como Estepona, Benalmádena o Mijas. Un sobrecoste para los ayuntamientos Según el concejal de Playas del Ayuntamiento de Mijas (Málaga), Daniel Gómez, el incremento año a año de esta especie invasora ha provocado que la situación ya sea «desesperada».
Así, detalla que en 2023 retiraron de sus costas unas 4.000 toneladas de estas algas, lo que supuso un gasto de unos 380.000 euros a las arcas municipales. Asegura, preocupado, que en 2024 prevén duplicar tanto el número de kilos de alga retirada como el desembolso económico. En el caso de Estepona, fuentes del consistorio precisan a EFE que en los seis primeros meses de 2024 ya han recogido 5.502 toneladas, frente a las 2.742 que recogieron en todo 2020 o las 3.415 de 2023. Los alcaldes de los municipios afectados han solicitado al Gobierno central un plan nacional de ayuda, ya que son los ayuntamientos los que tienen que utilizar sus recursos para paliar los efectos de esta especie invasora.
En busca de posibles utilidades Conscientes del impacto medioambiental y económico de este alga, un grupo de científicos de las universidades de Málaga, Alicante y Granada ha comenzado a investigar posibles usos para la Rugulopteryx okamurae. Como explica a María del Carmen Garrigós, doctora en Química y directora del área de Análisis Químico de Materiales en el Grupo de Investigación NANOBIOPOL de la Universidad de Alicante (UA), ya han encontrado varias utilidades que podrían aplicar las administraciones públicas, ya que la legislación a nivel nacional no permite que las empresas privadas puedan lucrarse con esta especie exótica.
«Tras analizar su composición, hemos visto que tiene compuestos que pueden ser antioxidantes y antimicrobianos. También tiene unos ácidos grasos, que cuentan con una composición muy característica que se pueden utilizar para fabricar materiales de cambio de fase, es decir, que captan el calor del ambiente», detalla la investigadora. De esta manera están fabricando unos envases para alimentos que se puedan utilizar para la comida refrigerada y que, si se rompiera la cadena de frío, el envase pueda conservar la temperatura del interior y que el alimento se mantenga en buen estado un mayor tiempo. Filtrante de agua o fertilizante Otro de los usos que han descubierto los investigadores reside en la capacidad de esta alga para retener metales pesados que se encuentran en el mar, como el cadmio, el cromo, el arsénico o el mercurio.
Así, dentro de este proyecto financiado por el Ministerio Ciencia e Innovación también están desarrollando a partir del alga asiática unas membranas para filtrar el agua contaminada con esos metales. «Lo estamos haciendo como un proceso que nosotros llamamos en cascada. Cogemos el alga, le extraemos primero esos ácidos grasos y esos antioxidantes, y la sustancia que nos queda directamente la transformamos en un material para absorber metales pesados. O sea, que utilizamos íntegramente todo el alga», cuenta Garrigós.
Según precisa, el objetivo de su iniciativa es analizar cómo se puede paliar el impacto de este tipo de alga, puesto que, por su alta agresividad y capacidad de expansión, prevén que se va a quedar en nuestras costas y ya «no hay vuelta atrás». La doctora en Química concluye que será en noviembre cuando presentarán los resultados finales de la investigación y que será a partir de entonces cuando las administraciones públicas decidirán si quieren hacer uso de estas nuevas posibilidades que ofrece esta especie invasora. Por su parte, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) está trabajando en otro proyecto para aprovechar el alga asiática como fertilizante y bioestimulante en los viñedos. El objetivo final de estos estudios es lograr que el alga asiática deje de ser una amenaza para convertirse en una oportunidad para sectores de gran peso en la economía, como el agroalimentario.