Margarita es una vaca que pacía tranquilamente en una finca de Tortosa (Tarragona), hasta que alguien cayó en la cuenta de que no estaba identificada ni nunca había pasado los pertinentes controles veterinarios, motivos por los cuales, según la legislación preventiva en esta materia, debía ser conducida al matadero para sacrificarla.
La noticia corrió como la pólvora entre los sectores animalistas, que emprendieron una campaña con miles de firmas para salvar la vida del animal.
Todo se complicó un poco más, al ser 'secuestrado' el rumiante de noche por un 'comando' de activistas, y trasladada a un refugio de animales, donde sus precursores se niegan a entregarla, según recogen diversos medios de ámbito nacional.
La Generalitat, por su parte, confirmó que se trata de una situación muy grave, ya que Margarita era un animal inmovilizado por razones de salud pública, y su traslado «complica aún más la resolución del conflicto».
El propietario no tiene documentos acreditativos del origen de la vaca, que afirma que fue un regalo de un amigo, y nunca ha estado sometida a ningún tipo de actividad ganadera, ya que la acogió como un «animal de compañía».