«Soy Dirk, un hombre holandés. Tengo 58 años, soy cartógrafo de profesión y estoy buscando a Miquel, un hombre mallorquín. Nos encontramos el 11 de septiembre de 1994 en el aeropuerto de Palma de Mallorca para tomar el vuelo HV 624 (Transavia) a Ámsterdam». Así se presenta este ciudadano holandés a través de un e mail en el que rememora 25 años después un inolvidable encuentro con Miquel, supuestamente, de Pollença.
En su carta nos desvela que Dirk regresaba de vacaciones y Miquel viajaba a Holanda para estudiar una carrera. Perdieron el contacto en Schiphol Airport. Y añade: «Nuestro contacto fue breve, pero no menos intenso, al menos para mí. Esperando el vuelo nos cruzamos unas miradas. Durante el vuelo nos sentamos separados, pero al aterrizar en Schiphol hablamos. Pasamos por la aduana y salimos del aeropuerto, donde le esperaba una mujer española...».
No hubo despedida, ni intercambios de dirección o teléfonos: «Tengo tristeza desde aquel día porque no intercambiamos direcciones. No lo olvido», confiesa.
En contacto con Dirk por correo electrónico, nos comenta: «¿Qué le diría si le encuentro? Es importante para mí saber si mi sentimiento era mutuo o sólo fue mi imaginación».
De Miquel sólo sabe que era de Pollença, «aunque no estoy muy seguro. Tampoco conozco su apellido. Yo tenía 33 años y él era cinco o diez años más joven que yo».