Los videojuegos han marcado la vida de muchas personas. La afición de los más forofos los lleva a límites insospechados, pero, ¿qué nos pueden hacer los videojuegos? Tetris, que se alzó en 2016 como el mejor juego de la historia, según la revista Time, ha dado nombre a un curioso fenómeno de transferencia del juego que influye en quienes más dedican a los videojuegos.
La Wikipedia define el efecto Tetris como la «habilidad de cualquier actividad, a la que una persona haya dedicado suficiente tiempo, de controlar los pensamientos, imágenes mentales y sueños del individuo». Esto se traduce en que muchos de los jugadores del clásico videojuego vieron como, tras pasar horas intentando encajar las piezas al son de una pegadiza música, se veían abocados en la vida real a colocar objetos de forma más ordenada.
Varios estudios académicos acerca del Game Transfer Phenomena o GTP (por su abreviación en inglés), lo que en español se entiende como el fenómeno de transferencia del juego han investigado experiencias de jugadores más allá que las descriptas en el efecto Tetris.
El youtuber Tri-Line ha dedicado un vídeo a este efecto, en el que relata, entre otras cosas, que «si el juego te exige agudizar la vista para distinguir un enemigo entre los árboles que apenas se ve, por ejemplo, se traducirá en ver detalles del camino que recorres que antes no veías o, mejor dicho, no te habías fijado».