Si alguna vez has pensado que lo más tedioso del día a día es elegir qué ropa ponerte, Sarah Robbins-Cole tiene la solución: haz el reto de 100 días usando la misma prenda. Esta mujer de Boston (Estados Unidos) se propuso realizar este desafío sostenible y no solo ha sacado partido a su vestido negro, sino que se ha sentido bien consigo misma y se ha propuesto ir más allá este 2021.
Robbins-Cole, de 52 años, es líder de la iglesia de la universidad y se animó a abrirse un Instagram en el que compartir su experiencia durante estos más de tres meses que iría vestida siempre casi igual.
Comenzó el 16 de septiembre con su primer día llevando su vestido de manga larga con corte hasta las rodillas. La prenda es de origen sostenible, hecha con lana de oveja merina por Wool&, marca que lanzó este reto al que se apuntó ella y otras más de 200 mujeres.
Pero el motivo de su reto también es la sostenibilidad, pues la intención de la religiosa era vivir ajena a las modas rápidas y al consumismo de ropa, y así ayudar al planeta. Y lo consiguió, pues hasta finales de 2020 llevó este vestido para trabajar, para ir a andar, para sentarse en el sofá e incluso para la cena de Navidad. Aunque, eso sí, añadió diferentes prendas que iba variando por higiene como ropa interior, pantalones para excursiones o abrigos para el frío.
«Para mi sorpresa, llevar la misma ropa durante 100 días seguidos no me quitó nada de mi vida», aseguró a los medios. «Al contrario, me ha inspirado para ir un paso más allá y no comprar ropa ni complementos desde el 1 de enero de 2021 hasta el 1 de enero de 2022».
De este modo, ahora Sarah Robbins-Cole se ha propuesto no adquirir nada nuevo para su armario y usar únicamente todo lo que ya tiene. «Me he dado cuenta de que, a mi edad, tengo ropa para cada ocasión. ¡Y si necesito un vestido de gala, le quito el polvo a uno que haya estado en mi armario desde 1992!».
La estadounidense explicó que este desafío simplificó y ordenó su vida. «Era tan fácil levantarse y vestirse con lo mismo. Me ahorró mucho tiempo y fue fácil de cambiarlo usando accesorios», confesó. «Me hizo pensar en cuánta ropa termina en el vertedero, cuánta agua se usa para producir algodón y cómo no sabemos realmente si la ropa que compramos también está hecha éticamente».
Pero además, contó que la ayudó psicológicamente: «Destacar es esa sensación de que todo el mundo te mira cuando, en realidad, probablemente no lo hacen. Y llevar el mismo vestido durante tanto tiempo me ayudó a evitar ese sentimiento».
La marca Wool& también premió a cada participante que compartiera su experiencia públicamente con un vale por 100 dólares (unos 81 euros) para gastar en su tienda de ropa de lana sostenible.