Las bujías son unas pequeñas piezas encargadas de producir el encendido de la mezcla entre combustible y oxígeno en los cilindros en los motores de gasolina. Básicamente, son uno de los elementos por los que el coche se pone en marcha. Si las bujías están en buen estado, el funcionamiento del coche irá como la seda pero, en el caso de que estas presenten un problema, es posible que este repercuta en el resto.
Pese a su pequeño tamaño, estás piezas influyen mucho en la mecánica del coche y además pueden ser claves indicativas de problemas en el motor. Si por ejemplo están blanquecinas o ennegrecidas o presentan demasiado aceite, pueden estar indicando que hay problemas en la inyección, en el depósito de carbón o nos están señalando que el combustible es de mala calidad.
Sin embargo, ¿cómo podemos saber si las bujías están averiadas a través de síntomas que presenta nuestro coche? Hay tres síntomas principales que pueden darnos a entender que hay un problema en las bujías de nuestro vehículo.
Se recomienda revisar las bujías cada 60.000 kilómetros, aunque pueden empezar a presentar defectos a la mitad de tiempo. Los defectos en estas pequeñas piezas pueden repercutir en un aumento de las emisiones del vehículo e incluso perjudicar el motor. En el caso de las bujías de precalentamiento de los motores diésel, es suficiente con cambiarlas cada 120.000 kilómetros aunque es conveniente revisar su estado antes.
El precio por cada pieza no suele superar los 10 euros, por lo que la sustitución de las bujías no suele ser una operación excesivamente cara y cabe destacar que, en caso de tener que sustituir una bujía, habrá que cambiarlas todas.