«Dos o tres nidos serían anecdóticos, pero 42 ya es un intento serio». Los flamencos buscan casa en Ibiza. Hasta ahora eran unos visitantes más. El parque natural de Ses Salines les iba bien para descansar en su camino migratorio desde Europa hacia África y viceversa. Una especie de estación de servicio en su larga travesía. Pero la técnico de Medio Ambiente, Nuria Valverde, explica que el hecho de que hayan intentado nidificar puede significar la consolidación de Ses Salines como colonia para algunas de estas aves en sus rutas migratorias.
En los años 80 avistar un flamenco en Ses Salines era algo anecdótico. Era un visitante raro. Pero esta especie ha ido recuperando en el Mediteráneo su población, gracias a la protección de humedales. «Ahora tenemos una población muy grande de flamencos que se mueve entre Francia, España, Italia y el norte de África. Hacen tanto una migración norte sur, como una migración más errática. Cambian de espacio según el alimento y lo cómodos que están».
A Ibiza vienen cada año unos mil flamencos, pero que nidifiquen en Ses Salines es algo, de momento, anecdótico y extraordinario. Según cuenta Valverde, los flamencos, para nidificar, necesitan grandes superficies de barro. En ese entorno hacen sus nidos que brotan como un volcán del suelo. Allí ponen un huevo o como máximo dos. En ses Salines no hay espacios así. Hay agua pero poca tierra. Es una buena zona para pararse a comer, pero no para formar una familia.
«Siempre habíamos pensado que aquí sería muy difícil que nidificaran, porque no existen playas en los estanques. Este año la sorpresa es que los flamencos han encontrado una mota antigua de madera y barro, de un tipo que ya no se utiliza por las salineras. Han elegido este pequeño espacio para intentar nidificar».
Ahí, en el espacio entre estanques, es donde los técnicos han encontrado 42 nidos, eso sí, de momento sin huevos. «Empezamos a ver flamencos sobre la mota en el mes de junio, es tarde para nidificar. Es un intento al final de la época de cría. Puede que sean aves que vinieran de la Península, donde este año hay mucha sequía en los humedales y hayan hecho aquí un último intento de anidar. También puede ser que la población que pasa aquí el verano haya encontrado este espacio y más adelante lo consolide».
Ahora lo que esperan los técnicos del parque es que estos nidos aguanten hasta el año que viene frente a los estragos de la intemperie. Que aguantasen sería fundamental, dado que ver nidos supone identificar una zona adecuada para asentarse. Por ello que desde Medio Ambiente se quiere trabajar con Salinera Española para acordar las medidas necesarias para poder implementar determinadas zonas de cría.
Valverde también advierte que para que la cría se consolide es necesario que se deje de pasear entre los estanques, algo que está prohibido pero que algunos paseantes y ciclistas deciden obviar. También el control de las serpientes, algo que por el momento se ha conseguido con una red de trampas instaladas en colaboración con el Cofib, pero que es un tema que preocupa a los técnicos del parque, dado que si los reptiles entraran en las lagunas sería un drama para las poblaciones de aves.