Mindful Eating o Alimentación Consciente es la técnica que nos enseña a reconducir nuestro vínculo con la comida desde un lado saludable, sin ansiedad ni estrés. Esta corriente formativa, por llamarla de algún modo, surgió en la Universidad de San Diego (Estados Unidos) y encuentra sus raíces en el mindfulness, el zen y la psicología, tres conceptos que se integran con la alimentación intuitiva. Pero, no se equivoquen, Mindful Eating no es una dieta, sino un estilo de vida que nos ayuda a conocer más y mejor nuestro propio organismo y sus necesidades, con el objetivo de comer para vivir y no vivir para comer. Hablamos con el psicólogo David Gilling y la nutricionista Almudena Martín sobre esta tendencia que no deja de ganar adeptos.
Hábitos alimentarios
Malnutrición y sobrepeso, dos patologías derivadas de malos hábitos alimentarios que encuentran su embrión en la frustración, ya sea de quienes hicieron dieta y no alcanzaron sus objetivos, o bien de aquellos que, tras lograrlos, sufrieron el temido ‘efecto rebote'. Nos referimos a aquellos que, por el motivo que sea, ignoran cómo poner en práctica una alimentación saludable. Ellos –que no son pocos–, son víctimas de un paradigma social en el que prima la ansiedad, la ausencia de tiempo libre y la depresión, principales causantes de la mala alimentación. ¿Quién no ha llegado a casa tras un día para olvidar, se ha desplomado sobre el sofá y se ha atiborrado frente al televisor?
«Estímulos como la televisión nos van a influir para que tengamos esta baja consciencia de lo que estamos comiendo. Es habitual saciarse en el sofá, que si ahora un plato de patatas, algún fiambre acompañado de una lata de cerveza… esto nos va a dejar una digestión pesada, que no es lo más conveniente para ir a dormir», detalla el psicólogo. Sin embargo, una persona iniciada en Mindful Eating «sabría controlar estos momento, ya que estaría relacionada de una forma más sana con la comida».
En opinión de la nutricionista, la forma en la que nos alimentamos, tanto cuantitativa como cualitativamente, afecta a la calidad de vida de las personas. «Es importante analizar cómo se come, si lo haces solo o acompañado, si lo haces frente a la televisión, si te impulsa el hambre o la ansiedad…».
Como decíamos, el Mindful Eating procede de la corriente del Mindfulness, por tanto «consiste en actuar con conciencia plena a través de una serie de ejercicios, inventados por Jon Kabat-Zinn (biólogo y profesor neoyorquino) a finales de los años 70. «Esta técnica fue progresando en diferentes áreas hasta llegar a la alimentación», detalla Gilling, quien recomienda este método para corregir los errores que nos llevan a una mala alimentación. Pero, ¿cómo podemos iniciarnos en esta práctica?. «Hay que saber qué y por qué estamos comiendo, influyen el lugar, la compañía y todo aquello que rodea a la alimentación», explica la nutricionista que, a continuación, repasa los puntos cardinales del Mindful Eating.
Escuchar
«Lo primero que hay que hacer es escuchar a tu cuerpo, saber cuándo está saciado y no tiene más hambre. Es importante también ser consciente de si estas comiendo guiado por sentimientos como la tristeza, la alegría o el aburrimiento; así como imponerte unos horarios y lugar para comer. Y cuando estés comiendo dedícate únicamente a comer, olvida el ordenador, el móvil, la tele y demás distracciones. Finalmente, el Mindful Eating implica ser consciente de si lo que estás comiendo es sostenible para el planeta», resume Martín.
Dos de los referentes de este método son la pediatra Jan Chozen y la psicoterapeuta Char Wilkins, de Estados Unidos, quienes han trabajado con este modelo durante 30 años en contextos clínicos barajando un amplio espectro social, basado en numerosas evidencias científicas. A día de hoy, el Mindful Eating se aplica en el Seguro Social estadounidense para restablecer una alimentación sana entre la población. ¿Para cuándo aquí?