Carmen Sevilla ha fallecido este martes a los 92 años. Hacía años que la artista no recordaba que fue una estrella del cine, la música y la televisión en nuestro país. El alzhéimer, la enfermedad más cruel, le ha hecho olvidar el cariño que le profesó la gente durante décadas. Para los más mayores fue la novia de España, los ojos más bonitos de un país en blanco y negro; para los millenials, la abuela de España. Pocas artistas pueden vanagloriarse de algo así. Una folklórica de raza, la actriz que enamoró a Luis Mariano, a Mario Moreno 'Cantinflas' o al mismísimo Charlton Heston, la mejor amiga de Lola Flores, la luz de la tierna presentadora del Telecupón, su 'cuponsito', 'sus ovejitas' y las meteduras de pata, más ficticias que reales, se ha apagado para siempre.
María del Carmen García Galisteo, más conocida como Carmen Sevilla, nació en Sevilla –ciudad que le dio su nombre– en 1930. A los 10 años se mudó a Madrid junto a su familia. Comenzó en el mundo de la farándula con trece, en la compañía de Estrellita Castro, que quedó impresionada tras verla bailar sevillanas. Curioso, tuvo que ponerse un año más para poder bailar porque solo con 14 te concedían el carné profesional. Así que, mientras las folklóricas siempre se quitaban años, ella se ponía más.
A lo largo de su extensa carrera, además de bailar, grabó 16 discos, rodó setenta películas en España, Italia, México, Argentina y Hollywood. También protagonizó decenas de anuncios, como el inolvidable 'Familia Phillips, familia feliz', y estuvo al frente de varios programas de televisión, lo que hicieron de su figura, una de las más famosas de España durante más de seis décadas, cómo no, con sus altos y bajos. Con solo 18 años rodó Jalisco canta en Sevilla(194), debutando con el mismísimo Jorge Negrete como compañero; Requiebro (1955), Violetas imperiales (1952), con su gran amigo Luis Mariano, o La fierecilla domada (1956) la convirtieron en una estrella de la época.
Pudo triunfar en Hollywood, filmó junto a figuras Yul Brynner y Charlton Heston Rey de reyes (1961), a las órdenes de Nicholas Ray, donde le tocó encarnar a María Magdalena, demostrando su capacidad para asumir cualquier tipo de papel. Pero prefirió rechazar el contrato de cuatro años que le ofrecía la Paramount. Era muy jovencita entonces, se trataba de otros tiempos y en España tenía cuanto necesitaba para ser feliz. Por eso volvió para rodar El balcón de la luna (1962), junto a sus grandes amigas, Lola Flores y Paquita Rico. En esta película fue de las primeras mujeres que llevó el pañuelo en la cabeza, al más puro estilo San Isidro. Las tres actrices eran una piña, se las conocía como ‘las tres mi alma' y ‘las tres Marías'. Carmen, incluso, se convirtió en la madrina de Rosario Flores, la benjamina del clan Flores.
Ese mismo año se casó con uno de los compositores más famosos de España, Augusto Algueró, con el que tuvo a su único hijo, Augusto José. Muchos aseguran que este compuso Te quiero, te quiero, el tema que se convirtió en hit interpretado por Nino Bravo, para ella. Y también otro tema famoso, Noelia, para su amante. Su relación era complicada: las malas lenguas decían que Algueró llegaba a cronometrar los besos de la actriz en sus películas. La combinación de infidelidades y celos terminó en el divorcio de la pareja, una década más tarde.
En los 70 protagonizó películas de Ozores, Olea o Eloy de la Iglesia y coqueteó con el destape. Pero protagonizó la superproducción Marcos y Cleopatra (1972) al lado de Charlton Heston, que pidió expresamente que fuera su partenaire en la cinta. Se divorció de Algueró en 1974 y tras un largo noviazgo en 1985 volvió a casarse con el empresario Vicente Patuel, que le pidió que se retirase de la escena. Sevilla estaba tan enamorado que aceptó.
En 1991, con 60 años, una suculenta oferta del entonces director de Telecinco, Valerio Lazarov, la devolvió a la televisión como presentadora del mítico programa Telecupón, por 300.000 pesetas. Ella acepta creyendo que se trata del sueldo mensual pero era lo que iba a cobrar cada día. Acompañada de Agustín Bravo y con numerosas meteduras de pata, muchas de las cuales exageraba porque elevaban la audiencia, su simpatía y afabilidad, combinadas con un simpar rebaño de ovejitas y unas zapatillas de andar por casa, la auparon a los altares de la mitología contemporánea.
Vicente Patuel fallecería en 2000, pero ella decidió refugiarse en la televisión para olvidar la pena. De los 60 a los 80 años trabajó tanto como antes. No hay nadie más que haya presentado las campanadas en TVE, Antena 3 y Telecinco, lo que da la medida de su éxito. Presentó el programa Date un respiro, la serie Ada Madrina (1999), Cine de barrio (2044-2011) y participó como concursante en Mira quién baila (2005). En 2009 le diagnosticaron alzheimer y en 2011 tuvo que despedirse de la pequeña pantalla. Desde entonces ha vivido alejada de las cámaras, al cuidado de su familia, olvidando décadas de éxito y trabajo. Descanse en paz.