Hace 10 meses el mundo daba la bienvenida a El Niño, el fenómeno meteorológico que está detrás de las altas temperaturas de este último año y que ahora está desapareciendo progresivamente. Eso no significa, sin embargo, que La Tierra se vaya a quedar 'huérfana' de fenómenos climáticos. Como casi siempre ocurre -pues se trata de un fenómeno que suele ser cíclico-, tras el Niño llega el turno de la Niña. Y en este caso esa tendencia se va a cumplir. Así lo vaticinan los meteorólogos, que esperan una bajada generalizada de las temperaturas y una temporada más activa de los huracanes cuando llegue definitivamente, previsiblemente entre julio y agosto.
La señal de que El Niño está llegando a su fin se observa en el enfriamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial. Estos indicios llegan tras varios meses de récords de calor a nivel global que hicieron saltar las alarmas a la ONU. El informe de la OMM (Organización Meteorológica Mundial) ya confirmó que 2023 fue, por un amplio margen, el año más cálido jamás registrado.
Aunque se espera que este verano sea tórrido, los informes de abril ya registran que el fenómeno de El Niño se ha ido debilitando. Después, la Tierra entrará en un periodo de neutralidad. Los datos de la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) recalcan que existe un 85% de probabilidades de que ya estemos haciendo la transición a esta fase neutral. Según ha informado a este medio el meteorólogo y portavoz de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología), Rubén del Campo, este lapso de tiempo será de unos dos meses, entre mayo y junio, y "entre julio y agosto hay un 69% de probabilidades" de que se geste La Niña.
La Niña es una de las dos fases posibles de una oscilación natural llamada ENSO (El Niño-Oscilación del Sur, en sus siglas en inglés). Antes llamada antiniño, provoca cambios climáticos a nivel mundial. En concreto, los vientos alisios soplan con más fuerza y arrastran las aguas superficiales. Esto hace que afloren aguas profundas que son más frías y se produzca "una bajada de las temperaturas a escala global".
¿Cómo afectará a España?
La Niña, a pesar de ser un fenómeno global, tiene un área de influencia mayor en el continente americano. En Europa, y sobre todo en España, no existe una señal clara de cómo se comportará. El meteorólogo de Meteored José Miguel Viñas incide aún así en que, debido a los parámetros estudiados, se prevé que haya una intensa actividad de huracanes en la zona del Atlántico.
El experto indica que en España "hay señales de algo menos de lluvia", si bien asegura que "es una señal débil y no es seguro" que esto suceda. Mientras, Del Campo recalca que "hay muchos factores que afectan en el país, y no siempre que hay sequía se debe a la presencia de una Niña". "Hay correlación, pero no es tan claro", asegura el meteorólogo de la agencia.
El portavoz de Aemet incide, aún así, en que a escala global hay una "ralentización de la subida de las temperaturas", y a nivel regional se sabe que La Niña está "asociada a sequías en el oeste de EEUU". También, según sostiene, son frecuentes las sequías en África oriental, mientras que en zonas como el sureste asiático y Oceanía provoca lluvias más intensas.
¿Qué se puede esperar en un futuro?
Preguntados al respecto, aseguran que de momento los efectos de La Niña se irán intensificando a partir del verano y podría persistir hasta febrero de 2025. Viñas sostiene que "se empezará a notar el máximo efecto del fenómeno en otoño y en invierno, cuando estará en su máximo".
El verano, aún así, se espera que sea cálido. Los expertos incluso mencionan posibles olas de calor que lleguen en los próximos meses. "Esto no es incompatible con la Niña", informa Viñas a lo que el portavoz de la Aemet también añade que "los efectos no son inmediatos y el verano no tiene que ser más frío". "El [verano] de 2022 fue el más cálido y había Niña", asevera Del Campo.
De momento, no existen previsiones para el año que viene. Las oscilaciones, no obstante, no suelen tener una duración mayor de ocho meses aunque nada está todavía confirmado. "Podrían encadenarse varias Niñas seguidas, que llegue un Niño, o incluso pasar a una neutralidad larga", indica Viñas, a lo que el portavoz de la Aemet agrega que los fenómenos suelen ocurrir "cada 3 o 5 años".
Influencia humana
El Niño y La Niña, a pesar de la situación de calentamiento global que se está viviendo, son oscilaciones naturales, y por lo tanto no dependen de las acciones humanas. Así lo menciona el experto de Meteored, que explica que "no se debe al ser humano aunque se está estudiando la influencia". Lo que ocurriría, sin embargo, sin calentamiento global es que "se notaría un enfriamiento significativo en la Tierra".
El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), en esta misma línea, afirma que los episodios de El Niño intensos han ido aumentando desde 1950 en comparación con décadas anteriores. Aún así, según sostiene Rubén del Campo, no se puede afirmar nada con esta información ya que "en siglos anteriores ha habido una variabilidad similar".
En vista al futuro, existen muchas incógnitas sobre cómo afectará el cambio climático a estas oscilaciones. Según asegura el experto, "parece claro que se intensificarán sus efectos: allá donde provoquen lluvias, estas serán más intensas; y donde se produzcan sequías, es posible que sean más agudas".