Los dueños de animales intentan dentro de todo lo posible poder hacer la vida de sus mascotas lo más cómoda posible. Por ello, cuando cumplen una edad y empiezan a sufrir daño, buscan maneras para evitar que sufran más de lo necesario. Prueba de ello fue el caso de Luna, una perra de 17 años.
El animal fue rescatado por una familia tras haber sufrido maltrato. Por eso, cuando descubrieron que se encontraba sufriendo por culpa de una enfermedad que no parecía poder curarse, se vieron obligados a tomer una dura decsión. Como así ha confesado su dueña, Melo Jean Yap, el veterinario les recomendó la eutanasia.
Durante días, Luna no era capaz de comer ni de mantenerse en pie, por lo que creían que había llegado el momento de despedirse de ella. "Después de casi 24 horas en la sala de urgencias del veterinario sin ninguna mejora, el doctor recomendó la eutanasia. No queríamos prolongar su sufrimiento, así que accedimos", ha asegurado la dueña a Newsweek.
Sin embargo, momentos antes del fin, Luna volvió de nuevo a mostrar signos de vitalidad. "A las 5 p.m., justo después de su hora habitual de cena, Luna comenzó a moverse en mis brazos. Decidimos ponerla en el suelo, pensando que tal vez necesitaba orinar, y de repente empezó a caminar por la habitación", ha confesado muy emocionada.
"No podíamos creerlo. Era como si nos estuviera diciendo que aún tenía ganas de vivir. En ese momento, supimos que teníamos que cancelar la eutanasia. Luna nos estaba diciendo que no estaba lista para irse", ha finalizado la dueña disfrutando ahora del cariño nuevamente de su perra.