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La píldora masculina, más cerca: «No es cierto que por inmovilizar los espermatozoides los hombres vayan a ser impotentes»

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Hace ya unos años que se viene hablando de los avances de varias investigaciones en torno a una píldora anticonceptiva masculina. No obstante, a día de hoy no se ha dado con la tecla, y mientras para las mujeres hay un sinfín de posibilidades para evitar el embarazo, en el caso de los hombres se reducen a dos: la vasectomía y el preservativo. Aunque esto podría cambiar dentro de poco. Hace unos días salieron a la luz unos hallazgos prometedores de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos. Según el estudio publicado en la revista Nature, un grupo de investigadores ha conseguido desarrollar una pastilla anticonceptiva que inmoviliza los espermatozoides sin provocar efectos secundarios, que es lo que hasta ahora había despertado más reticencias.

El ensayo se ha llevado a cabo en roedores con una efectividad del 99% y ahora han iniciado una nueva fase con hombres para averiguar si se mantienen los resultados, pero la noticia ha generado gran expectación por el cambio de paradigma que supondría tener una píldora anticonceptiva masculina en el mercado. "Es un avance importante, porque se conseguiría una anticoncepción más igualitaria, en el sentido de que el que el hombre ya se podría incorporar de una forma mucho más activa al hecho de evitar un embarazo no deseado en la pareja", asevera a 20minutos Isabel Silva, ginecóloga y vicepresidenta de la Sociedad Española de Contracepción (SEC).

Según el comunicado difundido el pasado 26 de marzo por la universidad estadounidense, el nuevo fármaco, llamado YCT-529, es un anticonceptivo masculino sin hormonas y de administración oral, que detiene la producción de espermatozoides. Desarrollada junto a la Universidad de Columbia en Nueva York y YourChoice Therapeutics, la investigación provocó la infertilidad en ratones machos a las cuatro semanas de su administración y, en primates no humanos, el fármaco redujo el recuento de espermatozoides a las dos semanas de comenzar a tomarlo. Tanto unos como otros recuperaron su fertilidad por completo al dejar de consumirlo: los ratones a las seis semanas y los primates de 10 a 15 semanas.

"Este estudio sentó las bases para los ensayos clínicos en humanos de YCT-529, que avanzan con éxito", cuenta la autora principal del estudio, Nadja Mannowetz, en el comunicado, en el que destacan la necesidad de contar con más opciones anticonceptivas, teniendo en cuenta que en EEUU la tasa de embarazos no deseados se sitúa en torno al 50%.

Separar sexualidad de reproducción

El debate, ahora que parece acercarse el horizonte en el que pueda haber un nuevo anticonceptivo para hombres en las farmacias, reside en si ellos estarán dispuestos a tomárselo. "Antes eran más reacios, porque los hombres en seguida relacionan lo que es la fertilidad con su potencia o su capacidad de erección. Y la sexualidad y la reproducción son dos términos que deben separarse. Creen que por no tener los espermatozoides móviles van a ser impotentes, y no tiene nada que ver", sostiene Isabel Silva. La ginecóloga precisa, en ese sentido, que una cosa es la capacidad reproductiva a través de la propia movilidad del espermatozoide, y otra es la capacidad de tener una respuesta sexual satisfactoria, como es la erección.

Entonces, más allá del éxito de los últimos ensayos de esta investigación, hay una parte muy importante que tendrá que ver con la aceptación, por un lado, de las mujeres (que confíen en los hombres para que se tomen la píldora) y, por otra parte, de los hombres (que estén dispuestos a hacerlo). Una encuesta realizada en 2023 por la compañía We-Vibe e YLabs, institución de investigación del Laboratorio de Innovación de la Universidad de Harvard, reveló que el 78% de los hombres españoles estarían dispuestos a tomar anticonceptivos similares a los que ya existen para las mujeres, aunque el 41% aseguró que no toleraría ningún efecto secundario, especialmente si pudiera afectar a su libido.

"Democratizar" la anticoncepción

"Es crucial también poner el foco en la educación. Más que centrarnos en si ellos van a querer, creo que lo importante es centrarnos en qué podemos hacer para que quieran. Al final, la aceptación a la píldora no va a depender solo de que exista, sino de cómo lo presentemos, de qué discurso construyamos, de si hay voluntad política para incluirlo en las políticas públicas, y, transversal a todo ello, de la educación sexual", defiende a este periódico Raquel Hurtado, coordinadora del Área de intervención social de la Federación de Planificación Familiar Estatal, FEDRA.

Según incide Hurtado, hay algo que trasciende a todo este asunto y es la concienciación social y el deseo de querer contribuir a la corresponsabilidad a la hora de hablar de reproducción, algo que debe pasar irremediablemente por la educación en colegios e institutos. Sin ello, asegura, de poco servirán todos los avances científicos en la materia.

"A los laboratorios no les interesaba"

En ese sentido, el desarrollo de una píldora masculina, para Hurtado, contribuiría a "democratizar la anticoncepción". "Llevamos décadas esperando que el desarrollo de los anticonceptivos no caiga exclusivamente en las mujeres, con lo cual es esperanzador", celebra. Teniendo en cuenta que la píldora femenina se inventó en los años sesenta del siglo pasado, el hallazgo supone un hito que, para las dos expertas consultadas, no ha llegado antes por la falta de perspectiva de género que ha demostrado tener la ciencia en muchos de sus avances.

"A los laboratorios no les interesaba invertir en un producto que no sabían si iba a tener aceptación", subraya la ginecóloga y vicepresidenta del SEC. Una afirmación que va en línea con la de Hurtado que insiste en señalar la base cultural de esta situación. "Muy probablemente la respuesta no esté en la falta de capacidad científica, sino en esas prioridades políticas, económicas y culturales. Durante décadas no solo la anticoncepción ha estado centrada en las mujeres, sino también la investigación respecto a ello, porque se asumió que era responsabilidad nuestra, y que debíamos pagar los efectos secundarios y cargar con las consecuencias si algo fallaba", defiende.

De hecho, los innumerables efectos secundarios que sí tiene la píldora femenina para muchas mujeres (las náuseas, dolores de cabeza, sensibilidad en las mamas, hinchazón abdominal, cambios de humor, aumento de peso, etc.) han provocado un ligero descenso en el número de mujeres que optan por este método de anticoncepción. Según la SEC, en 2024 el 18% de las mujeres españolas de entre 15 y 49 años utilizaban la píldora, frente al 17% que lo hacía en 2014.

"Muchas veces esos efectos secundarios se han normalizado, se han minimizado, o directamente se han ignorado, como si fuera el precio a que pagar por el 'privilegio' de no quedarse embarazadas. Es fantástico que estamos hablando de una píldora masculina que no tenga efectos secundarios y, teniendo una mirada de futuro, tenemos que tender a que eso ocurra también en el caso de las mujeres y seguir avanzando en métodos anticonceptivos más seguros, más eficaces y con menos efectos secundarios", concluye Hurtado.

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