En el marco del Día Mundial de la Masturbación, la sexóloga Susana Ivorra reivindica la importancia de hablar abiertamente sobre este tema, aún rodeado de mitos y estigmas, especialmente dentro de la pareja. Según explica, mientras que en soltería se acepta con mayor naturalidad, dentro de una relación estable suele interpretarse erróneamente como un sustituto del sexo compartido. «Se entiende como un plan B, cuando no tiene nada que ver. Es una práctica muy saludable que ayuda a conocerse mejor, si tú mismo no te conoces, difícilmente podrás transmitir lo que te gusta», asegura.
Para Ivorra, uno de los grandes errores es pensar que el deseo sexual se agota o se reparte: «Como si al masturbarte le restaras energía sexual a las relaciones de pareja. No es así. Hay personas con deseo sexual bajo cuya pareja no entiende que prefieran masturbarse. Pero es que son categorías distintas». Añade que, en general, la masturbación no disminuye el deseo sexual, y que en mujeres incluso puede aumentar las ganas de mantener relaciones íntimas.
Desde el punto de vista del desarrollo, la sexóloga destaca que la masturbación no es algo que se aprende de adulto, sino una conducta que acompaña al ser humano desde los primeros meses de vida. «Los bebés sienten activación al cambiarles el pañal, los niños se exploran. Somos seres sexuales desde que nacemos», explica Ivorra, quien también subraya que muchas mujeres descubren el placer en la vejez, tras enviudar, derribando prejuicios que las han acompañado durante toda la vida.
Sobre el uso de juguetes sexuales, señala que pueden ser herramientas complementarias, pero advierte del riesgo de condicionamiento. «Hay personas que sólo disfrutan si hay juguete de por medio, y luego no consiguen lo mismo en el contacto directo. Se produce una desensibilización similar a la que ocurre con el consumo habitual de porno», afirma.
Precisamente en relación a la pornografía, Ivorra se muestra crítica: «Cada vez se consume más, y sin embargo cada vez hay menos relaciones sexuales. No lo recomiendo, no sólo por cuestiones éticas, sino porque en consulta veo muchos casos de disfunciones sexuales asociadas a esta dependencia visual». Frente a esto, propone estimular la imaginación como una vía más saludable y creativa.
En cuanto a la frecuencia ideal, la experta lo tiene claro: no existe una cifra mágica. «Lo importante es que haya deseo, no hacerlo por inercia ni que desplace otras áreas de tu vida», destaca. La clave está en el equilibrio y en que cada persona encuentre su propio ritmo, sin comparaciones ni juicios.
Para quienes todavía sienten vergüenza al hablar del tema, Ivorra lanza un mensaje claro: «Hablar de la masturbación nos permite aprender, compartir experiencias y desmontar mitos. No hay que forzar a nadie, pero sí abrir espacios donde el diálogo sea posible, sin miedo ni culpa».
... una vez logré provocarle un orgasmo a una chica de manera digital mientras teníamos una charleta insulsa... se quedó tan sorprendida que casi se enfada de que yo no le diera importancia... a ver, que el cuerpo está para darle satisfacciones, aprovechémoslo...