En poco menos de un año, la vida humana sobre el planeta Tierra se ha enfrentado a varios retos muy importantes. El primero, un pequeño virus que siendo minúsculo causa estragos en nuestra salud, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones… y en todos los ámbitos de nuestra vida. Acompañando al virus ha venido la incertidumbre, un interrogante mayúsculo que nos acompaña día tras día, semana tras semana y mes tras mes. Y con la incertidumbre llegan todas las preguntas: ¿cuándo podré quedar con mi familia y amigos? ¿Hemos pasado ya la tercera ola? ¿Ha pasado lo peor? ¿Cuándo podré quemar las mascarillas? ¿Es la vacuna la solución? ¿Habrá temporada turística en verano? ¿Volveré a trabajar pronto? ¿A tener ingresos? ¿A abrir mi negocio? ¿Al trabajo presencial? ¿A quejarme de que hay demasiados turistas?
En fin, la incertidumbre va para largo y para no desesperar lo mejor será aprender a convivir con ella lo mejor posible, e intentar ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. La situación es muy dura, cierto. En especial, para los profesionales de la salud, del turismo, de la restauración y de todos los servicios asociados a estas. Pero también es muy dura para nuestros mayores, los que viven solos, y para nuestros niños, adolescentes y jóvenes, que necesitan más que nadie recuperar su vida social. Y aun siendo la situación tan dura, hay dos opciones con las que vivirla. La primera es lamentarse, enfadarse, quejarse constantemente y hundirse más. La segunda es intentar ser positivo y sacar fuerzas de flaqueza para construir un futuro más sólido.
Podemos aprovechar la situación en lo personal para estar más con los nuestros, dedicar tiempo a proyectos pendientes, hacer deporte, pasear y cuidarse. En lo social, cada uno desde su posición puede aprovechar para intentar ayudar, colaborar y participar de forma constructiva en mejorar nuestro mundo. En lo profesional, hay que aprovechar el parón para estudiar, para aprender, para innovar, para repensarlo todo, para reflexionar y crecer personal y profesionalmente. A ver si ocupados en crecer pasa esta pesadilla y, al despertar, han desaparecido la mayoría de estos interrogantes y nos encontramos más fuertes. ¡Muchos ánimos!