Abierto hace menos de dos años, el agroturismo Llucasaldent Gran es una de las últimas incorporaciones de nuevos establecimientos exclusivos para disfrutar del interior de Menorca con todo el confort soñado y que cuenta incluso con un helipuerto privado. Una finca tradicional menorquina ubicada en las inmediaciones del municipio de Alaior, en un entorno privilegiado rodeado de viñedos y olivos, que se eleva alterosa como queriendo dominar los cuatro puntos cardinales con el mar como telón de fondo.
Concebido inicialmente como casa familiar, ha sabido transformarse en un privilegiado alojamiento solo para adultos, cuyas 12 únicas habitaciones, la mayoría suites, se complementan con un villa dentro de la propia finca, que se ofrece privativamente para alojar a una familia o un grupo de amigos. Sus más de cien hectáreas de extensión son garantía de poder disfrutar de un auténtico oasis mediterráneo de tranquilidad y desconexión en todos los sentidos. De ello se encargan de marzo a noviembre, que es cuando el establecimiento está abierto, Germán Muñoz y Cristina Fernández.
PROYECTO. Durante más de veinte años la finca de Llucasaldent Gran fue la estancia de verano propiedad de la familia Pallisser hasta que en 2016 decidieron iniciar los trámites para convertirla en un agroturismo de lujo e inequívocamente sostenible -sus más de cien placas solares o los sistemas de depuración de aguas, son muestra de ello-. Para ello contaron con un equipo formado por el arquitecto José Luís Villalonga y la interiorista Teresa Barreiro, cuyo proyecto buscó que la mayoría de las 12 habitaciones fueran concebidas en formato suite con terrazas privativas y todas ellas conectadas a la piscina principal, donde se restauraron los bebederos tradicionales que se encargan de llevar el agua de unos a otros hasta caer en la piscina infinita de agua desbordante, creando un circuito de agua.
A este trabajo más estructural se sumaron también Germán Muñoz y Cristina Fernández, cuya larga experiencia en el sector turístico y de la restauración contribuyó a dar forma al enfoque de exclusividad que todos anhelaban.
«La familia Pallisser nos habló de su proyecto para que participáramos y nos hiciéramos también cargo de la gestión del día a día como un planteamiento no solo profesional sino de vida, ya que implicaba trasladarnos a vivir a la misma finca», explica Germán Muñoz, general manager de Llucasaldent Gran. Hasta la fecha Germán había regentado un conocido restaurante de Menorca llamado La Venta y su mujer, Cristina, guía oficial de turismo, había trabajado durante años en el Grupo Barceló. «Fue un proceso íntimo de muchas emociones porque lo fuimos viviendo con la ilusión de estar contando los días que nos faltaban para poder abrir las puertas y recibir a los primeros huéspedes», explica Germán Muñoz.
«Curiosamente y como anécdota un tanto agridulce, el primer cliente que había hecho reserva de la primera habitación nunca se presentó. Abrimos puertas en julio de 2020 tras el confinamiento, su llegada estaba prevista para las 10 de la noche, lo teníamos todo preparado para recibirlos con los nervios a flor de piel y no aparecieron. A la mañana siguiente, llegaron los segundos que esperábamos y nuestra satisfacción fue tan enorme al verlos entrar por la puerta que todavía lo deben recordar. Así empezamos», explica el responsable.
DIFERENCIACIÓN. Naturaleza, gastronomía y descanso son los atractivos con los que miran de diferenciarse en Llucasaldent Gran. De entrada, la propia finca ofrece más de siete quilómetros de senderos entre olivos y caminos privados y marcados que permiten disfrutar de paseos con vistas únicas a lugares especiales como el Barranc del Rellotge. «Además de los olivos y la viña, este año hemos plantado naranjos y otros árboles frutales», explica Germán Muñoz. En cuanto a su oferta de restauración se nutre de productos propios conreados en su huerto, aceite y vino de elaboración propia, quesos y embutidos menorquines y una carta de platos gastronómicos elaborada por su chef, Paco González.
El descanso viene fraguado por los propios espacios de Llucasaldent Gran como su piscina y solárium, su amplio salón comedor o su terraza enmarcada por el paisaje y las vistas. El cuarto ingrediente es el trato cercano y amable que dispensan tanto Germán como Cristina gracias a su profundo conocimiento del sector, que miran de compartir con los huéspedes para hacer su estancia lo más agradable posible. «Nos convertimos en su mini agencia de viajes particular porque no solo queremos que disfruten de las posibilidades nuestro agroturismo, sino también de Menorca», explica. En este sentido, la trayectoria de Cristina como guía oficial es garantía para dar rienda suelta de todo lo que ofrece la isla y que han paquetizado en forma de experiencias a la carta para vivir dentro o fuera de Llucasaldent Gran. «Desde tratamientos de wellness o sesiones de yoga, observación del cielo estrellado, rutas a caballo, en bicicleta, talleres, visitas guiadas... cualquier cosa es posible», detalla Cristina Fernández.
EVENTOS. Las bodas y los eventos forman parte de la línea de negocio dentro de Llucasaldent Gran, cuya gran extensión de terreno viene complementada por unas carpas fijas que permiten dar rienda suelta a todo tipo de actos de índole particular o empresarial. «En nuestro corto espacio de vida desde que abrimos ya hemos acogido unas jornadas sobre el mundo del caballo organizadas en mayo de 2021 por Hat & Horses, hemos tenido empresas que han celebrado eventos de pequeño formato con sus clientes y también las primeras bodas que para este año se han multiplicado en número de reservas», explica Germán Muñoz. Entre sus ofertas en temporada baja están los retiros tematizados que organizan basados en salud, deporte y gastronomía. «El tener pocas habitaciones hace que podamos organizarlo más fácilmente con propuestas diferentes de tres días para disfrutar de todos los servicios del agroturismo», añade.
FUTURO. Estos dos años de rodaje del establecimiento en plena época covid han convertido a Llucasaldent Gran en refugio para muchos clientes que han buscado el aislamiento de un lugar tranquilo, espacioso y por lo tanto, seguro. «En este corto espacio de tiempo hemos recibido clientela nacional y europea, algunos de los cuales han vuelto a repetir con nosotros en distintos periodos. También clientes locales, a los que les ofrecemos una tarifa de residente», explica Germán Muñoz. «El objetivo para esta próxima temporada es abrir el restaurante por la noche a clientes que no estén alojados y así poner en valor nuestra cocina, aprovechando que Menorca este año será Región Europea de Gastronomía», detalla. Estos días se han desplazado a Fitur para participar en el stand del municipio de Alaior.