Mark Hoddinott se incorporó a Meliá Hotels International en 1998 como director general de Administración y Auditoría Interna del grupo. Anteriormente, desarrolló su carrera en el sector inmobiliario y hotelero en diferentes empresas como director financiero. Desde 2011, lidera el área de Real Estate de Meliá, coincidiendo con un proceso de transformación cultural en la compañía con la que ha tenido la suerte de poder contribuir y promover profundos procesos de renovación y reposicionamiento de hoteles del grupo y de algunos destinos turísticos maduros, en los que Meliá ostenta una posición dominante. Su último reto ha sido la transformación del antiguo Sol Beach House en el flamante Villa Le Blanc.
¿Qué hace tan especial Villa Le Blanc, más allá de ser el primer hotel cinco estrellas gran lujo que abre en Menorca?
Es el primer hotel descarbonizado cien por cien de la compañía de los 392 que tenemos en todo el mundo, un modelo a seguir, una especie de laboratorio donde queremos aplicar todas aquellas mejoras de eficiencia medioambiental en el sentido amplio de la palabra que luego trasladaremos al resto de establecimientos que tenemos. Un hotel relativamente pequeño, que consideramos fácil de manejar en un entorno como Menorca, que podremos replicar a proyectos muchos más grandes.
¿Dónde está el gran avance?
En condiciones normales, un hotel de estas características para su funcionamiento estaría emitiendo 800 toneladas equivalentes de C02, pero con todas las medidas que hemos aplicado desde el punto de vista tecnológico y de diseño arquitectónico estimamos que vamos a conseguir bajarlo a poco más de 80, es decir, que vamos a conseguir una reducción del 90 por ciento. Pero además, como estamos comprando energía verde, conseguiremos llegar a un coeficiente cero, lo que nos otorga una cualificación energética A. Estamos convencidos de que la obligación es hacer que los edificios sean más eficientes, que consumamos menos y además, que la energía que se tenga que comprar sea siempre verde.
¿En qué se traduce desde el punto de vista energético?
Es una suma de elementos. Hay una combinación de calderas de biomasa, de geotermia con pozos a gran profundidad, de enfriadores con recuperación de calor, de aislamiento térmico en la fachada además de contar con una carpintería metálica de última generación. Disponemos de 122 placas fotovoltaicas repartidas en 300 metros cuadrados y todo ello nos ayuda a una mejor optimización y reducir el consumo de energía eléctrica utilizando energías renovables.
Dígame algún ejemplo práctico que pueda entender…
Por ejemplo, utilizamos el calor residual del aire acondicionado para precalentar el agua caliente de uso sanitario. Pero no solo es la tecnología. El propio diseño arquitectónico y el uso de ventilación natural, como por ejemplo en las habitaciones, que tienen ventiladores que permiten un ahorro de la climatización, hace que el consumo de energía en el edificio se reduzca.
Estos días estamos viendo que el consumo de agua está disparado y no estamos precisamente en Menorca en una situación hídrica favorable. ¿Qué han hecho respecto al agua?
En Villa le Blanc se han construido un total de seis aljibes para recogida de agua sanitaria, aguas grises y aguas pluviales. En este sentido, estamos haciendo la recuperación de aguas grises para inodoros y limpieza de exteriores del hotel, el almacenaje de agua de la lluvia para el riego de jardines y luego hemos aplicado un sistema de grifería inteligente y tecnología para el control del consumo, midiendo interior y exterior para detectar fugas.
¿El agua con la que me ducharía en la habitación no se pierde?
No. Cuando nos lavamos las manos o nos duchamos, se acaba recogiendo esta agua a través de una canalización hasta uno de los aljibes para su tratamiento y posteriormente será utilizada, como le explicaba, para los inodoros y la limpieza de los exteriores del hotel. Todo el sistema de aljibes está situado debajo de los porches del hotel.
¿Y las piscinas?
Cuando sea posible, tenemos previsto el reciclaje o control de lavado de aguas pero todavía la tecnología no nos lo permite. Todo lo que somos capaces de aplicar en este hotel lo vamos a hacer. Mientras que en materia de energía las inversiones tienen un retorno económico claro, las inversiones en tema de agua no tienen en estos momentos esta compensación y ahí está el reto de saber qué te puedes permitir para actuar de la forma más responsable posible.
En materia de residuos y reciclaje, ¿cómo actuarán?
Estamos con procedimientos habituales de separación y en estos momentos estamos haciendo un prototipo de sistema de medición de pesaje de los cubos de basura con una empresa del Parc Bit de Mallorca, en un proyecto que arrancamos hace cuatro años porque a partir de 2025 estaremos todos obligados en España a medirlo. Lo que no se mide no se puede mejorar y cuando haya gestores de residuos privados que te cargarán la factura en función de cada tipo de residuo que generas, notarás que las facturas te suben si no has actuado antes.
Interesante…
En Mallorca, por ejemplo, el tratamiento de residuos orgánicos se va a compostaje, el compostaje va a los agricultores que va a la fruta que luego les compramos. Tenemos también una iniciativa de reciclaje de aceites de cocinas para biogás y que pretendemos aplicar aquí. La propia biomasa de las calderas queremos que sea también generada en la zona. El reto es encontrar los actores con los que poder cerrar el círculo.
Pero entonces, por lo que entiendo, es algo que va más allá del propio hotel.
Exacto. El viaje solo ha hecho que empezar porque hacia donde se dirige el mundo es a medir no solo el consumo de tus propias emisiones, sino a sumarlas con el resto de actores como proveedores, empleados o clientes en una medición conjunta que te obliga a relacionarte con gestores responsables. El grupo Meliá, en ese sentido, quiere que este hotel sea un laboratorio para la isla que al final es Reserva de la Biosfera.
Hábleme de circularidad, un concepto del que también hablan en este nuevo proyecto.
En materia de circularidad y de economía local, todo lo que se pueda aplicar en política de compras, de favorecer el producto local y el consumo local se ha hecho y se va a hacer. Ya nos hemos asociado con dos proveedores locales a nivel de restauración como S'Amarador y Cru de Joan Canals, cuyo propio modelo de negocio es también local. El proyecto está pensado en clave menorquina y para Menorca, no solo para el turista sino también para el residente porque es imprescindible que exista una armonía. Queremos pasar de la cantidad a la calidad y a la vez ser respetuosos y sensibles allí donde se crean tensiones adicionales. Lo hemos hecho por ejemplo con las viviendas del personal o también con el nuevo aparcamiento.
¿A qué se refiere?
Cuando se construyó este edificio en su momento se habilitaron una viviendas en el semisótano para alojar a los empleados porque no había otro alojamiento posible. Los cambios de hábitos hicieron que gran parte del personal dejara de utilizarlas porque preferían una vivienda fuera del hotel, pero con la explosión del alquiler vacacional la oferta se ha reducido drásticamente y actualmente es una de las mayores amenazas para atraer talento. Es por ello que hemos apostado por renovar estas viviendas y nos ayudarán a absorber estas tensiones que aparecen en verano.
¿Y el aparcamiento?
Estamos también habilitando un centenar de plazas subterráneas de parking porque cuando pasas de cuatro a cinco estrellas gran lujo, debes poder gestionarlo con el propio edificio.
¿Cuántos empleados tiene el hotel?
Actualmente 60, pero en un año pasaran a ser 150 cuando el hotel esté a pleno rendimiento.
¿Cuántas habitaciones tienen?
Hay 159 habitaciones, 114 habitaciones dobles y 45 juniors suites o suites. Antes había 188, con lo que hemos bajado 29 habitaciones. Está reducción del 12 por ciento de habitaciones nos reportará menos ocupación comparado con el hotel anterior de cuatro estrellas, pero la apuesta no es por la cantidad sino por la calidad.
¿De qué se siente más orgulloso?
De demostrarnos a nosotros mismos y a la sociedad que con los edificios antiguos del modelo anterior de turismo de los años 70 y 80, hemos sido capaces de afrontar una transformación aprovechando la misma estructura y creando un hotel actual que nos sirve para los próximos treinta años con los criterios de sostenibilidad que se han marcado hasta 2050. Los criterios de gestión del negocio que vamos a aplicar son los que Menorca quiere, necesita y busca.
¿Qué pasará con el hotel Meliá Pingüinos en Son Bou?
Es nuestra asignatura pendiente en Menorca y por el hecho de que sea el complejo más grande de la isla, nos gustaría poder llevar a cabo su transformación con los mismos principios y criterios que hemos demostrado aquí.