El Ayuntamiento de Eivissa se ha puesto manos a la obra para intentar planificar la llegada de cruceros al puerto de la ciudad a partir de la temporada 2024. En este sentido, ya ha iniciado una serie de reuniones con los agentes económicos, turísticos y sociales para llegar a un pacto en cuanto a la limitación en el atraque de grandes buques turísticos en la capital ibicenca. Y la primera medida que se ha tomado es que la PIMEEF, a lo largo de este 2023, será la encargada de elaborar un estudio sobre el impacto económico que tiene el turismo de cruceros en la isla de Eivissa.
Los números que manejan instituciones y patronales hablan que esta temporada está previsto el atraque de 188 cruceros en los muelles de es Botafoc. Muchos de ellos en julio y agosto, los meses en que la mayor de las Pitiüses cuelga el cartel de completo. «Quiero dejar claro que yo no estoy en contra de los cruceros sino que ponemos interrogantes a una actividad económica que creemos que no aporta valor añadido a la ciudad», apunta el alcalde de Eivissa, Rafa Ruiz, quien aprovechó la reciente celebración de la feria de turismo Fitur para reunirse con la secretaria de Estado de Turismo, la mallorquina Rosana Morillo, a quien expresó la necesidad de regular la llegada de cruceros al puerto de Eivissa. Ruiz expuso su preocupación porque hay dos jornadas en las que hay previstos hasta cuatro escalas de cruceros a la vez, lo que supone un «sinsentido» para el alcalde ibicenco. «Todo apunta que quien más provecho saca son las navieras. El objetivo es regular las puntas de atraques, que son un poco insoportables en julio y agosto. Nos preocupa la congestión que provocan en el casco histórico de la ciudad cuando llegan dos o tres barcos. Estamos hablando de distribuir u organizarlo de otra manera. Está claro que nosotros no somos nadie para decirle a las navieras que no vengan», explica Ruiz.
Desde la CAEB, patronal a la que están asociados los agentes consignatarios, admiten que la presencia de cuatro cruceros a la vez en el puerto ibicenco «sí puede dar problemas puntuales», por lo que apuestan por «renegociar con las compañías para que los cruceros queden más espaciados». No obstante, el vicepresidente de CAEB José Antonio Roselló no desaprovechó la ocasión en su encuentro con Rafa Ruiz para exponerle los beneficios que el turismo de cruceros tiene sobre la ciudad y la isla en general. «Los cruceristas son importantes para la actividad económica de los restaurantes y comercios», apunta Roselló, Además, indicó que el porcentaje de pasajeros que baja a tierra ronda el 30% en unos cruceros que llevan una ocupación media de entre el 67% y el 70%, «por lo que hablamos de entre unas 7.000 y 8.000 personas» que pueden desembarcar en una jornada con los muelles de es Botafoc al completo.
IMAGEN. Roselló destaca la cordialidad y el buen entendimiento con el Ajuntament d'Eivissa en cuanto a la reordenación de las llegadas de los cruceros al puerto de Vila. «Coincidimos con sus preocupaciones y entendemos que no es una cuestión ideológica sino de gestión», apunta el vicepresidente de la patronal CAEB. Y añade que el objetivo final es «no perjudicar la imagen de Eivissa». Algo que no se pudo evitar el pasado verano, cuando cientos de cruceristas se agolpaban esperando un taxi o un autobús a merced del sol en el exterior de la carpa que desde hace años funciona como estación marítima provisional. «Cuando coinciden cuatro cruceros a la vez, como pasó el verano pasado, es cuando tenemos el gran problema, el que causa la saturación», apunta Roselló.
Entre las medidas que ya se han puesto sobre la mesa para paliar la saturación en la ciudad de Eivissa destacan la potenciación del City Boat, la embarcación que conecta los muelles de es Botafoc con los andenes del puerto, en pleno corazón de la ciudad. «Ya tuvo mucho éxito el pasado verano y ayudaría a descongestionar» la llegada masiva de cruceristas, señala Roselló. Otra de las propuestas que la CAEB ha hecho llegar al Ajuntament d'Eivissa es la preparación de distintos recorridos por la ciudad «para que no todos los pasajeros se junten en el mismo sitio».
ESTUDIO. En uno de las primeras tomas de contactos de Vila con los sectores económicos, se decidió que la PIMEEF llevaría a cabo este verano un estudio sobre el gasto real que llevan a cabo los cruceristas en establecimientos de restauración y comerciales de la capital ibicenca. «Tenemos pendiente aún cómo lo haremos pero la idea es escoger ciertos restaurantes y comercios de la ciudad y preguntarles si han notado un incremento en su facturación los días en los que ha habido cruceros atracados en el puerto», explica Alfonso Rojo, presidente de los pequeños y medianos empresarios pitiusos.
Rojo coincide con Roselló en que la imagen de la isla de Eivissa puede verse dañada si se repiten las escenas del pasado verano con los cruceristas a pleno sol esperando el transporte público, por lo que también apuesta por «espaciar» la llegada de los cruceros. Y más teniendo en cuenta que en 2022 hubo «170 días en los que no llegó ninguno».
El alcalde de Vila, Rafa Ruiz, explica que está con la mosca detrás de la oreja desde que se aprobó la limitación de tres cruceros a la vez en el puerto de Palma. «Como conseller de Autoritat Portuària puse el grito en el cielo y dije que esta medida afectaría a los puertos de Eivissa y la Savina», asegura Ruiz. Sin embargo, los consignatarios ibicencos niegan que la limitación en el número de atraques en Palma haya provocado el desvío de cruceros hacia las Pitiüses. «Los cruceros que van a Palma son más grandes que los que atracan en Eivissa», señala el vicepresidente ibicenco de la CAEB, José Antonio Roselló. No obstante, Ruiz insiste en la saturación que provocan la llegada masiva de cruceristas, incluso a Formentera. «Su presidenta (Ana Juan) también ha mostrado su preocupación cuando 500 cruceristas llegan con su pícnic en la mano y se van todos a una playa. Algunos comerciantes también tienen dudas de si los cruceristas les aportan, porque antes estaban más tiempo y gastaban más. Ahora no tomaremos ninguna decisión y esperaremos a la recogida de datos e información, pero parece de sentido común que si Palma tiene un tope de tres cruceros, Eivissa no tenga cuatro», apunta Rafa Ruiz, quien ve en la Autoritat Portuària un aliado porque «siempre ha mostrado interés en llegar a acuerdos».
MEDIO AMBIENTE. Esta misma semana, entidades ecologistas han mostrado su preocupación al Ajuntament d'Eivissa por las emisiones de gases contaminantes por parte de los cruceros, como por ejemplo el dióxido de nitrógeno (NO2) o el dióxido de azufre (SO2), que pueden afectar a la calidad del aire. «Los ferris contaminan más», apunta Roselló. «En los cruceros se ha invertido mucho en innovación tecnológica y tienen bastante controlados su nivel de emisiones de gases contaminantes. Además, Autoritat Portuària tiene un sistema de sensores que controla la calidad del aire», añade el vicepresidente de CAEB, quien entiende que los cruceros «son una evolución natural del desarrollo turístico y hay que asumirlo». En este mismo sentido se justifica Alfonso Rojo: «No nos sobra ningún turista».
DATOS. El año pasado llegaron al puerto de Eivissa 296.508 cruceristas a bordo de 136 cruceros, lo que supone una media de 2.180 pasajeros por cada buque. Sin embargo, esta cifra es un 25% menos de la registrada en 2019, el último año antes de la pandemia de coronavirus. En aquel ejercicio, los muelles de es Botafoc recibieron 399.130 cruceristas que llegaron a bordo de 164 cruceros, según los datos publicados por Autoritat Portuària.