El mercado laboral de Balears está marcado por una acusada estacionalidad. La figura del fijo discontinuo ha sido la modalidad que ha permitido adaptar la ocupación a la actividad turística, y es por ello que en las Islas tiene una presencia muy superior a la de otros territorios. Estos empleados están siempre contratados pero solo trabajan una parte del año, con la circunstancia de que cuando están en periodo de inactividad no figuran en las listas del paro. Por tanto, la ‘trampa' de las estadísticas de ocupación es que las cifras de desempleo registrado no muestran todo el grueso de personas que no trabajan. La manera de contabilizar los fijos discontinuos no es nueva, sin embargo la reforma laboral impulsada por la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha potenciado la contratación fija con la desaparición del contrato por obra y servicio y ha transformado muchos puestos de trabajo temporales en fijos discontinuos. De este modo, Balears cerró el mes de febrero con 30.743 parados registrados, a los que hay que contabilizar 72.974 fijos discontinuos demandantes de empleo. Totalizan unos cien mil trabajadores que están desempleados en invierno. Es decir, que uno de cada cinco (20,18%) afiliados en julio no trabajaba en febrero.
La ocupación en las Islas goza de buena salud, con tres características que marcan la coyuntura actual: el pleno empleo, ya que la afiliación a la Seguridad Social se sitúa en máximos históricos y el paro registrado en mínimos; en segundo lugar, el progresivo alargamiento de las temporadas turísticas, que mejora los datos de afiliación; y en tercer lugar, el reajuste de los datos provocado por la reforma laboral.
El pasado mes de febrero el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social en Balears ascendió a 485.815, mientras que había 30.743 parados registrados. Asimismo, se contabilizaron 116.572 demandantes de ocupación de acuerdo con el Observatori del Treball, entre los que se incluyen los parados registrados, personas que quieren mejorar su posición laboral actual y también 72.974 demandantes fijos discontinuos. Se trata de trabajadores en situación de no actividad que deben registrarse como solicitantes de ocupación tanto para cobrar la prestación contributiva de paro o como para recibir una ayuda o subsidio, si no han cotizado lo suficiente para tener desempleo.
ESTACIONALIDAD. La actividad económica es mucho mayor en los meses de verano que en invierno. Así, el último día de febrero había 485.815 afiliados a la Seguridad Social, que son un 76% de los 632.152 que había en julio del año pasado. Si solo se tienen en cuenta los afiliados al régimen general, febrero tenía un nivel de empleo (375.579 trabajadores) que representaba un 73% de los que había en julio (513.845). Y en el caso concreto de los afiliados indefinidos fijos discontinuos, los que había en febrero (44.583) representan solo el 24% de los que había en julio (184.389). Por tanto, es esta modalidad de trabajo la que experimenta en mayor medida la estacionalidad.
En otras palabras, de cada cien fijos discontinuos que trabajaban en julio, solo 24 seguían activos en febrero. Otros 39 de estos (72.974) estaban de alta como demandantes de empleo, que es un requisito para que los fijos discontinuos en situación de no actividad puedan cobrar el paro o algún subsidio. Y los que ni trabajan ni figuran como demandantes de empleo en febrero pero sí lo hacían en julio, responden a una casuística variada: puede ser que no tengan derecho a prestación ni subsidio y por tanto no se registren como demandantes, es posible que tengan otro trabajo mientras su contrato de fijo discontinuo sigue en vigor, o tal vez hayan cambiado de residencia…
PRESENCIA. La modalidad de fijo discontinuo supone en Balears el 35% de la afiliación en el régimen general en verano (184.389) y un 12% este pasado mes de febrero (44.583). Son cifras muy superiores al conjunto de España, donde fue representan el 5% en ambos casos (875.616 en julio de 2023 y 829.677 el pasado mes de febrero). Es decir, que uno de cada cinco fijos discontinuos que hay en España en verano está en las Islas.
A nivel estatal, los tres sectores que más fijos discontinuos tenían en julio eran la hostelería (384.242), las actividades administrativas (115.426) y el comercio (87.495). Mientras que el pasado mes de febrero fueron la hostelería (199.804), la educación (157.761) y las actividades administrativas (125.221).
Un trabajador fijo discontinuo tiene derecho a 120 días de prestación contributiva de paro (cuatro meses) cuando acumula 360 días de trabajo (doce meses). De esta manera, cada dos temporadas de seis meses han cotizado lo suficiente como para acceder a la prestación de paro. Y el año que no lo tienen, reciben algún tipo de subsidio según las características personales de cada trabajador. En cualquier caso, es remarcable que el alargamiento de la temporada redunda en mayor número de meses trabajando y en más meses cotizados por desempleo. Por ejemplo, un fijo discontinuo que trabaja nueve meses y tiene otro de vacaciones, está activo diez meses, y solo deja de trabajar dos. De manera que al cabo de dos temporadas tiene acumulados más meses de derecho a prestación de paro.
REFORMA LABORAL. El artículo 16 de la reforma laboral define el contrato por tiempo indefinido fijo discontinuo como el apropiado para trabajos de naturaleza estacional o vinculados a actividades productivas de temporada, o de prestación intermitente. Cuando acaba la temporada, el contrato se interrumpe pero la relación contractual continúa y cuando la empresa necesita otra vez al trabajador, hace el llamamiento, que en el caso de la hostelería en Balears se hace por orden de antigüedad.
El Real Decreto-ley 32/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral, la garantía de la estabilidad en el empleo y la transformación del mercado de trabajo se convalidó en el Congreso el 3 de febrero de 2022 y sus principales medidas entraron en vigor el 30 de marzo de ese año. En la práctica, suponía la derogación de algunos aspectos de la reforma laboral de Mariano Rajoy que se habían concretado en el Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.
El principal objetivo de la reforma laboral era reducir la tasa de temporalidad, y la medida estrella para conseguirla fue eliminar el contrato temporal por obra o servicio, ya que se interpretaba que se utilizaba como alternativa fraudulenta a los contratos indefinidos. Hasta el momento los contratos temporales podían ser de obra o servicio determinado, eventuales por circunstancias de la producción o de interinidad. Con el cambio, desapareció el contrato por obra y servicio determinado, dejando solamente la posibilidad de contratar temporalmente a un trabajador para sustituir a otro o por circunstancias de la producción.
De forma progresiva, la contratación fija ha ido aumentando frente a la temporal en los últimos años. En 2021, todavía marcado por la pandemia y los ERTE, uno de cada cuatro trabajadores (25,56%) era temporal, y ahora es solo el 8,75%, menos de uno de cada diez. Se han reducido tanto los temporales a tiempo completo (del 19,40% al 7,04%) como a tiempo parcial (del 6,16% al 1,71%). Y al contrario, crece el peso de los trabajadores con contrato indefinido, que en conjunto pasan del 73,95% en febrero de 2021 al 90,95% en el mismo mes de 2024. Los que más suben son los indefinidos fijos discontinuos (que pasan del 3,43% al 11,87%), seguidos de los indefinidos a tiempo completo (del 59,89% al 66,81%) y de los indefinidos a tiempo parcial (que se incrementan de forma leve, del 10,63% al 12,26% del total de afiliados al régimen general).
Mientras que los trabajadores con contrato formativo, que representaban solamente el 0,49% del total en febrero de 2021, son ahora el 0,30%, de los que la mayoría (0,28%) a tiempo completo y un 0,02% a tiempo parcial. En números absolutos, los afiliados con contrato indefinido fijo discontinuo eran 10.623 en febrero de 2021 y pasaron a 26.653 en 2022, 42.783 en 2023 y 44.583 en 2024. Mientras que los temporales, que eran 79.112 en febrero de 2021, aumentaron hasta 80.424 en 2022 y a partir de ahí bajaron hasta los 36.307 en 2023 y 32.877 en 2024.
PARO REGISTRADO. Los fijos discontinuos en situación de no actividad, típica de la temporada baja, no figuran en las listas del paro. De este modo, a medida que avanza la contratación fija discontinua en detrimento de la temporal, se reducen las cifras de parados registrados. En febrero de 2019 había en Balears 58.125 parados. En 2021 aumentaron a 84.581 en el contexto de la pandemia y en 2022 fueron 52.504. En 2023 es cuando se notó el efecto de la reforma laboral y el desempleo registrado disminuyó hasta los 35.200 parados, para caer de nuevo en 2024 hasta 30.743, el mínimo histórico en ese mes.
A tenor de los datos, la reforma laboral de 2022 ha cumplido el objetivo de reducir la tasa de temporalidad. Ahora bien, tal y como también se había previsto, quedan pendientes otros retos del mercado laboral de Balears, como es la estacionalidad. Asimismo, un estudio de Fedea demostraba que la reforma laboral ha reducido la temporalidad contractual pero no la precariedad, la inestabilidad o la temporalidad empírica (se hacen más contratos indefinidos ordinarios pero su duración es menor). En el mismo sentido, el último observatorio trimestral del mercado de trabajo de BBVA Research ponía de manifiesto que han aumentado las bajas voluntarias en los contratos indefinidos, las bajas por no superar el periodo de prueba y otros tipos de despidos. El Gobierno central se comprometió a informar del número en detalle de trabajadores fijos discontinuos que hay en España en inactividad, pero todavía no lo ha hecho.