El Índice de Precios al Consumo (IPC) no refleja el aumento real del coste de la vida. Cada día son más los economistas y sindicalistas que consideran que el IPC no es una herramienta útil para fijar los incrementos salariales. En este sentido, explican que el IPC no tiene en consideración un gasto tan importante como la compra de vivienda y los consiguientes gastos financieros. De igual forma, explican que el gasto que supone el alquiler de una vivienda está mal ponderado en el cómputo general del IPC.
El Índice de Precios al Consumo tiene como objetivo medir la evolución de los precios de los bienes y servicios de consumo. No contempla los gastos de la compra de una vivienda ni los financieros que van asociados a la adquisición de un inmueble. En cambio, el IPC sí contempla los gastos de ‘vivienda’, entre los que destacan el alquiler o los suministros. La ponderación de estos gastos de ‘vivienda’ es en 2025 de solo el 12,16% del total. El IPC cuenta con 12 grupos, que se subdividen en 41 subgrupos, 92 clases y 199 subclases; 56 rúbricas y 29 grupos especiales.
En el pasado agosto, el Institut Balear d’Estadística (Ibestat) dejaba el IPC en Balears en el 3,2%, respecto al mismo periodo de 2024. El grupo denominado ‘Vivienda’ contempla, además del alquiler, la conservación y reparación; el suministro de agua y otros servicios; electricidad, gas y otros combustibles... Pues bien, en términos interanuales, el grupo ‘Vivienda’ tuvo el pasado agosto un incremento del 5,8%, mientras que el alquiler de la vivienda se incrementó un 3,3%. De esta manera, es evidente que el IPC no refleja el incremento real del precio del alquiler, que supone el principal gasto en numerosas familias. En este sentido, encontrar un alquiler en Mallorca por debajo de los 1.000 euros es muy complicado. Una familia con hijos que necesite más de una habitación tendrá aún más dificultades para encontrar una vivienda por debajo del milenar de euros.
El IPC no contempla el incremento de los precios de compra de una vivienda. El Índice de Precios de la Vivienda evalúa los precios de compra. En el segundo trimestre de 2025, el índice general señalaba un incremento del 11,7% respecto al mismo periodo del año anterior. El IPV distingue entre la vivienda nueva y la vivienda de segunda mano. La vivienda nueva vive un constante incremento de precios, que ha provocado que durante los ocho últimos trimestres la subida haya superado los dos dígitos. En este sentido, en el tercer trimestre de 2023, la vivienda nueva se incrementó un 11,3% y un 11,4% en el último trimestre de 2023. En 2024, los incrementos trimestrales fueron del 12,5%, 12,3%, 10,9% y 10,4%. Finalmente, la vivienda nueva subió un 17,2% en el primer trimestre de este año, mientras que el incremento porcentual respecto al año anterior fue del 16,1% en el segundo trimestre del año.
La vivienda de segunda mano ha experimentado, en general, incrementos más moderados. En el primer trimestre de 2024, la vivienda de segunda mano experimentó un crecimiento del 4,8% y desde entonces los aumentos han estado siempre por encima del 5%. Así, la vivienda de segunda mano subió un 9,1% en el primer trimestre de 2025, respecto al mismo periodo de 2024. Finalmente, en el segundo trimestre el incremento se ha disparado hasta el 11,2%.