La Infanta Cristina respondió al juez con unas 550 evasivas sobre su papel al frente de la sociedad, tal y como consta en su declaración como imputada en el caso Nóos del pasado 8 de febrero cuya transcripción se ha dado a conocer hoy.
Entre las imprecisiones en que incurrió, unas 400 veces dijo «no lo sé» a las preguntas que le formularon, mientras que unas 50 señaló «no lo recuerdo». El resto de evasivas las saldó con varios «no lo sabía», «no tenía conocimiento», «no me consta» y «lo desconozco».
Confianza en su marido
A otras cuestiones, la Infanta fue más concreta, como fue el caso de la pregunta, formulada por el juez Castro, sobre los motivos por los que formó junto a su marido, Iñaki Urdangarin, la sociedad Nóos. «Confiaba en él, él me lo sugirió y así lo acepté», afirmó la infanta.
Según se recoge en la transcripción de su comparecencia, doña Cristina explicó al magistrado que su esposo le propuso constituir una empresa al 50% «para canalizar sus ingresos profesiones».
«A partir de ahí yo no he tenido nada más que ver, ya lo ha llevado él, yo no he intervenido en nada», recalcó la infanta a preguntas de José Castro, que la interrogó al entender que existían indicios de su presunta participación en delitos fiscales y de blanqueo.
«Yo no he tenido nada que ver con las facturas ni he llevado el control, es mi marido el que lo ha llevado». «No tengo ni idea de lo que hacía Aizoon», añadió.
«Yo me ocupaba de los niños»
«Yo me ocupaba de los niños, sus actividades, de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos, con médicos y demás, y mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos».
A preguntas de su abogado Jesús María Silva, doña Cristina aludió de este modo al reparto de tareas en su matrimonio y aseguró que su marido era quien gestionaba los gastos ordinarios del hogar.
También a cuestiones formuladas por su letrado, la infanta dijo que no tiene conocimientos jurídicos ni tributarios, y «muy básicos» en el ámbito económico.
En referencia a su trabajo profesional en la Caixa, doña Cristina señaló que «algunas veces» e incluso «generalmente» ha firmado documentos sin haberlos leído previamente.
«Casi me ofende, Señoría»
La Infanta Cristina, al ser preguntada por el juez instructor del caso Nóos, José Castro, sobre si pudo haber sido utilizada como escudo fiscal al frente de la sociedad Aizoon, aseguró que «no, ni lo hubiese aceptado, ni me consta». «Casi me ofende, Señoría», subrayó al respecto durante su declaración.
«Yo entiendo que hay preguntas que pueden ser ofensivas, no es mi intención ofenderla señora, créame, pero es lo que sale de la causa», rebatió en ese instante el magistrado, recordando cómo el notario que participó en la constitución de Aizoon, Carlos Masià, advirtió de los problemas que podría acarrear exponer a la Infanta a los avatares de esta empresa, llegando a asegurar que su presencia suponía «un escudo fiscal ante Hacienda».
Según Masià, realizó esta advertencia al asesor fiscal del Instituto Nóos, Miguel Tejeiro, quien le respondió que «no habría problema» puesto que, con la Infanta al frente de Aizoon, habría «un trato especial» por parte de la Agencia Tributaria.
Clases de baile
Otro tema sobre el que fue cuestionada la infanta fue las supuestas clases de baile pagadas por Aizoon. «Yo recibí clases de baile hace treinta años y todavía me acuerdo». Con esta afirmación rebatió el juez José Castro las evasivas de la Infanta sobre el tema, del que aseguró no recordar si su marido y ella recibieron clases de salsa y merengue por un total de 707 euros. Unos gastos de los que, entre otros numerosos desembolsos efectuados a nivel personal, los Duques de Palma se habrían servido para defraudar a la Agencia Tributaria.
Ante esta respuesta, el instructor del caso Nóos procedió acto seguido a preguntarle si sabía «a quién se le ocurrió la feliz idea de camuflar la salsa y merengue como curso de formación» para pasarlo como gastos de la actividad de Aizoon, tal y como consta en la declaración de la hija del Rey don Juan Carlos.
«No lo sé, Señoría», se limitó a contestar la Duquesa, aseverando en cualquier caso que ella no recibió este tipo de clases y que no recordaba quién podía haber participado en ellas. «Igual bailamos salsa y merengue, pero no recibí ninguna clase». «Yo recibí clases de baile hace treinta años y todavía me acuerdo», espetó ante esto el juez.
«De flamenco hace muchos años», terció Doña Cristina, asegurando no recordar si, por su parte, Iñaki Urdangarin recibió el curso de salsa y merengue que en varias facturas figura como pagado de forma directa desde Aizoon. «Lo desconozco», se limitó a responder.
Recomendación del Rey
Por otro lado, la infantaaseguró al juez que nunca habló «en la intimidad» con el Rey sobre el Instituto Nóos y sobre las «razones estéticas y de imagen» que hicieron que la Casa Real recomendara en 2005 a Iñaki Urdangarin apartarse de esa entidad.
El instructor del caso Nóos preguntó a doña Cristina si su padre no le había «hecho ninguna observación» sobre el consejo que dio a su esposo el asesor de la Casa Real José Manuel Romero, después de que se comenzaran a cuestionar en Baleares los contratos entre la administración autonómica y la entidad que presidía su esposo.
«No, nunca», respondió tajante la infanta, que reconoció que conocía la solicitud que hizo Romero a Urdangarin y que éste le explicó que el propósito era «evitar posibles malas interpretaciones» de los contratos entre administraciones públicas y el Instituto Nóos, que supuestamente no tenía ánimo de lucro.
El magistrado le preguntó asimismo por los 1,2 millones de euros que le transfirió el Rey para ayudar a la pareja a comprar su chalé en Barcelona. «Fue un préstamo y tengo toda la intención de devolvérselo», señaló doña Cristina.
Según se recoge en la transcripción de su declaración como imputada, la infanta hizo hincapié en que su padre no le hizo ninguna donación, sino un préstamo del que le ha devuelto 150.000 euros.
Admitió que está devolviendo el dinero con retraso porque han cambiado las circunstancias de la economía familiar: «Ahora no estamos en condiciones de devolver nada».
«Me imagino que su Majestad el Rey no les habrá apremiado con interposición de acciones judiciales ante esta situación», preguntó entonces Castro, a lo que doña Cristina respondió: «Al final es mi padre y se fía de mí».