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Sanidad y varias CCAA, entre ellas Balears, aprobarán un protocolo para hacer frente al virus del Zika

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Representantes del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas se reunirán próximamente para aprobar un protocolo de respuesta al virus del Zika, que por lo general produce en los humanos una enfermedad leve, aunque recientemente se han registrado cuadros neurológicos y anomalías congénitas.

Se tratará de una reunión técnica para aprobar este plan de preparación y respuesta frente al virus Zika en España, en el que se está trabajando en los últimos meses, según han confirmado fuentes del Ministerio.

El protocolo estará dirigido a los profesionales sanitarios para que cuenten con la información necesaria para que los casos importados se detecten lo antes posible para prevenir la transmisión autóctona.

Los especialistas del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, del Ministerio de Sanidad, recomiendan realizar una vigilancia específica de la enfermedad por el virus.

En el último análisis del Centro de Alertas, al que ha tenido acceso Efe y en el que se hace una evaluación rápida del riesgo de transmisión de enfermedad por el virus, se asegura que «existe un riesgo de introducción y transmisión autóctona del virus en nuestro territorio».

Y se argumenta que ese riesgo existe «considerando la rápida expansión por la región de las Américas del virus Zika, la frecuente comunicación de España con estos países y la presencia del vector Aedes albopictus (mosquito tigre) en siete comunidades autónomas: Catalunya, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Baleares, Aragón y País Vasco».

Este virus se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados del género Aedes. Los mosquitos se infectan cuando se alimentan con sangre de una persona infectada por el virus y si un mosquito infectado pica a una persona susceptible, ésta puede resultar infectada.

Algunos mosquitos son vectores de enfermedades, es decir pueden transmitir enfermedades de un humano o animal a otro.

En el documento del pasado día 20 se hace hincapié en que «la enfermedad no está presente en Europa», pero también se advierte de que «podría emerger como consecuencia de su rápido avance en el continente americano y de la expansión del vector por el mundo».

Hasta 2007 solo se habían descrito casos esporádicos en algunos países de África y Asia, pero en la última década se ha expandido a nuevos territorios y ha dado lugar a brotes epidémicos en varias islas del Pacífico. Y en 2015 se ha detectado transmisión autóctona del virus en varios países de América Latina.

La población española es «mayoritariamente susceptible y por tanto vulnerable a la infección por el virus» y de ahí que, tal y como señala el documento, se haya elaborado un Plan Nacional de Prevención y Respuesta ante Enfermedades Transmitidas por Vectores, actualmente en fase de aprobación.

En el plan se ahonda en la importancia de reforzar, a través de los servicios de Sanidad Exterior y de atención al viajero, las recomendaciones para que los viajeros internacionales tomen medidas de protección individual en las zonas de riesgo y que acudan al médico a la vuelta de su viaje si presentan síntomas compatibles con la enfermedad.

Estas medidas de prevención son de especial importancia en las mujeres embarazadas debido a la asociación de esta enfermedad con microcefalia en fetos y recién nacidos.

El principal riesgo de que se introduzca el virus en España estaría asociado con la llegada de viajeros infectados procedentes de áreas endémicas en las comunidades autónomas donde hay presencia del vector competente, según apuntan los expertos de Sanidad.

Ayer se supo que dos mujeres sudamericanas de entre 30 y 45 años que viven en Cataluña y que no están embarazadas habían sido diagnosticadas con el virus. Lo contrajeron el virus a finales del año pasado en sus países de origen,pero ya se encuentran bien de salud.

Los responsables del Departamento de Salud de la Generalitat consideran que no existe ningún riesgo de salud pública para la población en general de Cataluña, ya que en esta época del año no hay actividad de mosquitos que pudieran transmitirla.

El riesgo de transmisión casi desaparece durante el invierno y es mayor en los meses de mayo a octubre.

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