Las alarmas han saltado entre los expertos en toxicología al confirmarse en Mallorca el primer caso de sumisión por burundanga conocido en el país. Esta potente droga anula por completo la voluntad de la víctima, aunque este no es su único efecto.
El término burundanga hace referencia a la escopolamina, un alcaloide tropánico que se usa para inhibir receptores en algunos órganos y glándulas, y actúa como depresor de las terminaciones nerviosas y del cerebro. Se encuentra de forma natural en plantas como el beleño, la burladora o la mandrágora.
Los manuales químicos otorgan a la escopolamina unas propiedades altamente tóxicas y su uso debe aplicarse en dosis muy pequeñas. El abuso de esta sustancia puede causar delirio, psicosis, parálisis, estupor e incluso la muerte.
Por ello, cualquier grado de intoxicación por escopolamina requiere atención sanitaria e incluso hospitalización para controlar si los valores de oxigenación, hidratación e hipertermia son correctos.
Sin embargo, ha sido usada históricamente con fines rituales y de chamanismo, y la medicina la utiliza para tratar mareos, dilatar la pupila en exámenes de fondo de ojo e incluso como antiespasmódico, analgésico local y contra el Parkinson.
Además, el uso de la burundanga se ha referenciado en los últimos tiempos en países como México, Colombia o Argentina, y ahora España, asociado a agresiones sexuales y robos, por el estado de indefensión en el que queda la víctima, a merced de su agresor.