Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil procedieron a la detención de un hombre, de 54 años, acusado de mantener sexo con una yegua y una potra en una finca de Alcúdia.
Los hechos se remontan al pasado mes de enero. La propietaria de dos yeguas y una potra trasladó a esta última a la finca de un amigo con instalaciones más idóneas para la pequeña. A los pocos días, en una de las visitas, la propietaria detectó heridas en la vagina y la llevó al veterinario. El profesional le indicó que las lesiones habían sido producidas por un objeto punzante sin determinar la causa. Unos días más tarde, la mujer trasladó a las citadas instalaciones a la yegua (madre de la cría) y, transcurrido un tiempo, el animal también presentó las mismas heridas, teniendo que ser asistida por un veterinario.
La dueña, preocupada y molesta por lo que estaba sucediendo, colocó una cámara de vigilancia con sensor de movimiento en las cuadras de la finca, ubicada en el Puig de Son Martí, una zona aislada y de escasa afluencia de transeúntes. La sorpresa fue mayúscula cuando en varias ocasiones la cámara detectó la presencia de un varón manteniendo relaciones sexuales con los animales.
El pasado viernes, la Guardia Civil, logró identificar al autor material de las agresiones sexuales a los animales y proceder a su detención. El arrestado quedó en libertad con cargos tras declarar que no se acuerda absolutamente de nada. Está acusado de maltrato animal. Este martes el Instituto Armado presentó las diligencias en el Juzgado de Inca. El arrestado es un vecino de Alcúdia de nacionalidad colombiana de 54 años que no contaba con antecedentes policiales por sucesos similares.
«Desde el día 1 de enero empezamos a detectar cosas extrañas. Montamos varias guardias en la finca, pero el resultado fue infructuoso. Como los ataques no cesaban decidimos instalar cámaras con sensor de movimiento y lo pillamos en varias ocasiones», apunta Soledad Pérez, propietaria de los animales. «Algunos días al llegar a la finca nos encontrábamos sillas o botellas dentro de la cuadra, pero nunca pensábamos lo que estaba pasando de verdad. Este hombre nos tenía vigilados. Cuando en las cuadras había caballos no atacaba, pero cuando eran yeguas o potras entraba por la noche y mantenía relaciones sexuales con ellas», apunta Antoni Amer, propietario de la finca.
«No queremos facilitar las imágenes de este hombre porque está casado y tiene un hijo. Su familia no tiene ninguna culpa de lo que haga, pero es terrible. La potra está desgarrada porque le metía un tubo por la vagina», concluye Soledad.