La dificultad de acceder a una vivienda a un precio asequible en Baleares se agravará en los próximos años. Así al menos lo augura la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Baleares (Proinba), según desvelaron este miércoles su presidente y vicepresidente, Luis Martí y Óscar Carreras, respectivamente. En el marco de la asamblea anual de la patronal y el balance del sector, indicaron que Baleares acumula un déficit de 16.000 viviendas para poder satisfacer la demanda actual. Esta carencia se concentra, sobre todo, en Ibiza y en Palma y los municipios de su alrededor.
Esta falta de inmuebles es la que se ha generado desde el año 2009, cuando empezó a agotarse el stock. Si bien es cierto que en los últimos años se ha reactivado la construcción tanto de pisos como de unifamiliares, «no es suficiente», según Martí, quien recordó, además, que la mayoría de las viviendas de nueva construcción están dirigidas a un público de un poder adquisitivo medio-alto.
El déficit de vivienda, además de estar vinculado a la crisis, se debe, según los promotores, a un incremento de población constante, suelo escaso y caro, y a la lentitud de la Administración en los nuevos desarrollos urbanísticos y en la concesión de licencias de obra en suelo urbano, «que oscila entre ocho meses y un año pese a que se deberían otorgar en tres meses». Ante este escenario, auguran que «la clase media residente en Baleares tenga cada vez más dificultades para acceder a una vivienda de compra o alquiler a precios razonables».
Por este motivo, los promotores reivindican que se atraiga de nuevo a la inversión privada para el desarrollo de vivienda social, así como una planificación más ágil que permita la construcción de inmuebles de entorno a 60 metros cuadrados, «que es lo que se demanda».
En caso de que no se tomen medidas al respecto, vaticinan que en unos años «se hará una nueva ley con prisas que recalificará suelo rústico en urbano».