El alza de los precios de la luz, el gas y el combustible vaticinan un invierno negro, ya que según las previsiones de los principales analistas seguirán su escalada.
Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, explica que «una parte del precio de la energía es la fuerza de la demanda». En este sentido, argumenta que en momentos de picos de demanda, tanto de calor (como estamos viviendo estas semanas) como de frío (recordar que los anteriores récords son de Filomena), el precio de la electricidad y el gas suele subir; en invierno también se ve afectado el de los combustibles por las calderas que los utilizan.
Preguntado por el motivo de la citada escalada de los precios, Langa responde que «la demanda afecta, pero también lo hace la oferta. Cuando hablamos de gas (tanto por el impacto directo como por el impacto en la electricidad) o petróleo la pata de la oferta tiene mucho que decir. Lo malo es este caso que tanto la extracción de la materia prima como la distribución y comercialización está en manos de pocos actores. Por lo tanto, tienen más fuerza a la hora de determinar precios».
El director de Corredordefondos.com precisa que «hay que añadir que el mundo se ha reactivado y la demanda de energía es cada vez mayor tras los confinamientos y restricciones que lleva viviendo el mundo casi dos años desde el estallido de la COVID. Afortunadamente cada vez la economía, y la vida, se está normalizando y la demanda de energía es cada vez mayor, lo que ayuda a que los precios suban».
¿Cómo repercute en la economía de las familias?
Langa asegura que el encarecimiento de los precios de la electricidad, el gas y el combustible repercute «de forma más que directa en las familias». En este sentido, argumenta que hay «menos renta disponible directa para ahorrar, invertir o gastar».
Además, advierte que en los momentos actuales todavía hay demasiada gente afectada por la crisis de la COVID-19 y, a su modo de ver, «puede ser la puntilla para muchas familias».
¿Y en la recuperación económica?
El director de Corredordefondos.com añade que el encarecimiento de los precios mencionados también repercute en le recuperación económica. «Influye mucho también. Si las familias tienen menos renta disponible consumen e invierten menos, las empresas también se ven afectadas, incluso más», expresa. Además, destaca que «las empresas también vienen de sufrir la COVID sin prácticamente ayudas públicas, generarán menos negocio, lo que hará que no suban salarios, que no contraten más gente, y así una rueda viciosa muy peligrosa».
El impacto de la subida de costes energéticos se ha plasmado esta semana con el dato adelantado de septiembre de inflación que ya ha alcanzado el 4 %, subiendo de niveles ya elevados de agosto y de julio que marcaron el 3,3 y el 2,9% respectivamente. «Este 4 % es el incremento real del coste de vida para las familias, y buena parte de culpa la tiene el precio de electricidad y combustibles», sentencia Langa.