La nueva convocatoria para acceder a bonos turísticos para viajar entre islas podría como mínimo triplicar la cifra de la primera hornada: 2.000 bonos que se agotaron en apenas cuatro horas. Así lo asegura la Asociación Balear de Agencias de Viaje (AVIBA), que ha encontrado en este programa de la Conselleria de Turisme una válvula de oxígeno con la que tratar de salir definitivamente de la crisis que arrastra desde la pandemia. No en vano, es el único sector, junto con el aéreo, que todavía mantiene a trabajadores en ERTE.
«Recomendamos a la gente que se apunte para ponerse ya en lista de espera», señala el presidente de AVIBA, Xisco Mulet. El Govern está a la espera de recibir los fondos europeos que le permitirán abrir la nueva convocatoria, que a tenor de los resultados de la primera ya se prevé que supere con mucho la cifra de bonos emitidos entonces. La edición del programa Bono Turístico del pasado año tuvo un impacto económico de 5,7 millones de euros: registró 7.000 solicitudes de las que se aprobaron el 91 %, con un valor de los bonos que ascendió a 1,4 millones de euros. Se beneficiaron 12.700 personas y la conectividad interislas aérea y marítima se incrementó en más de un 30 %. Menorca fue la isla que recibió más visitantes y Mallorca la que más emitió. El objetivo de este año es superar esas cifras.
La montaña rusa que ha sido esta primera mitad de año para las agencias de viaje –primero ómicron y luego la guerra cortaron en seco las tendencias positivas de las semanas previas– ha ralentizado la recuperación del sector, aunque se confía en que julio sea el mes en que se dejen atrás definitivamente los ERTE. El 20 % del personal total de Balears sigue precisando de esa cobertura –que en este caso se ha articulado a través del Mecanismo RED, el cual se activó tras la finalización de los ERTE ordinarios–, en su mayoría empleados de las empresas más grandes. Un total de 1.035 personas permanecen en ERTE en las Islas y prácticamente todas ellas están concentradas en grandes empresas del sector de agencias de viajes y del sector aéreo.
Mulet explica que la Semana Santa abrió una fase de recuperación para el sector que parece mantenerse, después de los vaivenes del inicio de año. «El trabajo se ha ido incrementando después de un mes malo por el coronavirus y el bajón de marzo por la guerra», apunta Mulet para añadir que «las ventas han ido aumentando pero todavía no llegan a los niveles de 2019».
La precaución, sin embargo, sigue siendo un factor que marca la elección de los destinos, ya que están primando los viajes de proximidad. De la misma manera, las reservas con poca antelación y de última hora son mucho más numerosas que en la época prepandémica. No obstante, después de unas primeras semanas de preocupación tras el estallido de la guerra, «los clientes han dejado de preguntar por ello, ya no lo tienen en la cabeza».