Unos 8.400 alumnos de autoescuelas de Baleares están a la espera de poder examinarse de prácticas para obtener sus respectivos carnets de conducir. Los afectados se distribuyen de la siguiente manera: 7.488 para coches, 404 para motos y 508 para camiones, según los datos de esta misma semana. La vicepresidenta de la Associació Balear d'Autoescoles, Joana Ribas, ha explicado que «se trata de un problema que viene de atrás, pero ahora se ha intensificado. La causa es la falta de examinadores. No hay suficientes para atender la demanda y, además, se da el agravante de que, en ese colectivo, hay muchas bajas de larga duración».
La demanda no sólo parte de los directamente afectados. Se da la circunstancia de que las empresas de transporte tienen tanta necesidad de conductores de camión que están subvencionando las clases a los alumnos de este tipo de vehículos y les aseguran un puesto de trabajo. Para organizar los exámenes, Tráfico concede a cada autoescula una serie de minutos para que los reparta entre los aspirantes. Ribas señala que «los minutos que nos concede Tráfico son claramente insuficientes, de tal manera que tenemos que dejar alumnos fuera. Al final no se examina ni una cuarta parte de los alumnos que tenemos pendientes de la prueba.
Tráfico organiza exámenes cada día, pero el sistema es rotatorio y a cada autoescuela nos toca cada 15 días. Entre ese plazo y los pocos minutos que nos conceden, no hay manera de dar salida a todos los aspirantes». Para Ribas, «la solución sería contar con más examinadores, pero de la Península no quiere venir nadie por los altos precios de la vivienda en Baleares. Otra solución sería que los examinadores puedan hacer horas extra y parece que estarían dispuestos a ello. Igualmente, hemos pedido más minutos para la realización de los exámenes».
Añade que también existía la opción de los examinadores itinerantes, que venían de la Península por un período determinado, pero nos encontramos con el mismo problema de la vivienda cuando les piden 500 euros por una habitación en un piso compartido. La vicepresidenta de la asociación de autoescuelas indica que «se dan casos de alumnos que estudian fuera y se prepararon durante el verano, pensando que podrían irse tras las vacaciones con el carnet. Todavía están esperando. Y si un alumno suspende, también resulta muy complicado, porque cuando quiere volver a examinarse resulta que los minutos de las pruebas programadas ya están ocupados. Pueden pasar meses hasta que ese alumno tenga la oportunidad de volver a examinarse».