La Comisión Europea lanzó el pasado mes de noviembre un plan de prevención primaria y secundaria para el cáncer en el que se adaptaron las últimas evidencias científicas disponibles. La buena noticia, según el doctor Javier Cortés, ginecólogo dedicado a la investigación médica y a la prevención del cáncer, es que la Conselleria de Salut trabaja en esa misma dirección.
En las Baleares se diagnostican anualmente cerca de 6.000 nuevos cánceres (más en hombres que en mujeres), sobre todo el colorrectal, de mama, de próstata y de pulmón. El comité ejecutivo de la nueva Estrategia Balear de Oncología presentada el miércoles, de cuyo comité asesor forma parte el doctor Cortés, parece estar en la labor. Éste es el actual plan de actuación de la prevención del cáncer, según el experto.
Cáncer de mama. Europa recomienda el cribado del cáncer de mama a través de una mamografía en las mujeres de entre 50 y 69 años. Pese a que ésta es la franja, se propone un límite de edad inferior de 45 años y un límite superior de 74. Además de la mamografía, debe considerarse el uso de imágenes por resonancia magnética cuando sea apropiado por las circunstancias de la mujer o desde el punto de vista médico.
Cáncer de cuello de útero. Las pruebas de detección del virus del papiloma humano utilizando solo ensayos validados clínicamente se recomiendan para mujeres de entre 30 y 65 años, con un intervalo quinquenal para los casos negativos, y una citología en los casos positivos. La citología en primera línea puede ser usada en mujeres menores de 30 años y, como alternativa, en las de mayor edad, con un intervalo trienal para las negativas. Cabe la posibilidad de adaptar, tanto las edades como la frecuencia, al riesgo de cada paciente en base al historial de vacunación contra el VPH. También se puede ofrecer a las mujeres instrumental validado que les permita tomarse muestras a sí mismas, especialmente a aquellas que no respondan a las invitaciones al cribado. El doctor Cortés recuerda que entre las mujeres que no participan en los cribados se concentran siete u ocho de los cánceres de cuello de útero incidentes.
Cáncer colorectal. La prueba inmuno-química fecal (PIQF) cuantitativa se considera la prueba de cribado preferible para las personas de entre 50 y 74 años, mientras que a los que den positivo se les deriva a una colonoscopia. La información de los resultados de estas pruebas podría utilizarse, si se avanza en la investigación, para aplicar estrategias adaptadas al riesgo, introduciendo umbrales determinados en función del sexo, la edad y los resultados de pruebas anteriores.
Cáncer de pulmón. Aplicada a grandes fumadores y a exfumadores que solían fumar intensamente, la tomografía computarizada de baja dosis ha demostrado su eficacia en el diagnóstico de cánceres de pulmón no detectados por el método de radiología de tórax convencional. Ahora procede que los países estudien su viabilidad y la eficacia de este programa que, se recomienda que además incorpore planteamientos de prevención primaria relativos al hábito de fumar. Los programas deben hacerse con una parte educativa, por lo que en este sentido hay que prevenir en no empezar a fumar o ayudar a dejarlo al que lo hace. Asimismo, debe prestarse atención a la detección de otros perfiles de alto riesgo y dirigirse específicamente a ellos.
Cáncer de próstata. Teniendo en cuenta los datos preliminares y la considerable cantidad de cribados oportunistas en curso, los países deben sopesar la posibilidad de un enfoque escalonado. Primero con un proyecto piloto y después con estudios adicionales que evalúen la viabilidad y eficacia de la ejecución de programas. Éstos se organizan sobre la base de la prueba del antígeno específico de la próstata, en combinación con el examen clínico y la realización resonancia magnética adicionales ocasional en casos seleccionados.
Cáncer gástrico. En los países o regiones donde existe una elevada incidencia de cáncer gástrico y tasas de mortalidad elevadas debe considerarse la posibilidad de implantar estrategias de cribado y tratamiento del Helicobacter Pylori. Una infección no diagnosticada, ni tratada es la principal causa identificada de cáncer gástrico. El cribado también debe contemplar estrategias para detectar y monitorizar a los pacientes que sufren lesiones estomacales precancerosas no relacionadas con este tipo de infecciones.