La tesis doctoral de Vicenç Moltó, Ecología y gestión de la ‘llampuga' (Coryphaena hippurus) en el calentamiento del Mediterráneo (original en inglés) constata que el cambio climático está favoreciendo a esta popular especie de pesca, con tallas más grandes y crecimientos más rápidos, aunque quedan incógnitas sobre si estos efectos supuestamente positivos pueden quedar matizados por la disponibilidad de alimento y la alteración del ecosistema en su conjunto. La tesis doctoral fue presentada la semana pasada en la UIB y los directores de la misma son Ignasi Catalán (Imedea), Andrés Ospina (Imeda) y Francesc Alemany (Instituto Español de Oceanografía-CSIC).
La temporada de la llampuga en Mallorca abarca desde el 25 de agosto hasta el 31 de diciembre. Con datos de 2020, la flota artesanal de la Isla capturó casi cien toneladas. Su popularidad se extiende sobre todo por Italia, Malta y Túnez. En España, aunque puede pescarse en otros puntos, el grueso de sus capturas se concentra en Mallorca.
Moltó explica que «no hay indicios de sobrepesca de la especie. Se trata de un producto local y estacional, capturado por una flota artesanal que intensifica su actividad en septiembre y octubre, y la rebaja en noviembre y diciembre. La actividad de la flota artesanal con la llampuga puede considerarse sostenible en los términos actuales. En la tesis he estudiado el efecto del aumento de la temperatura del mar en la biología reproductiva y de crecimiento de la especie».
El doctor en Biología destaca que «el aumento de la temperatura del mar nos está dando tallas más grandes de llampuga respecto a su media. A partir de aquí, podemos determinar las tallas de la especie a finales de siglo según los diferentes escenarios. Las tallas más grandes son muy claras si ha habido episodios de olas de calor marinas, incluso mayores que en el peor escenario de cambio climático».
En cuanto a la reproducción, Moltó señala que «con mayor temperatura, el período de reproducción de la llampuga se amplía tanto en su principio como en su final. Así, al iniciarse la temporada de pesca de la especie, podemos encontrar individuos más grandes porque han nacido antes de lo normal e individuos más pequeños porque han nacido más tarde. Eso no significa que se produzca un incremento de la población. Individuos más grandes tienen más posibilidades de sobrevivir, pero necesitan más alimento. No sabemos si habrá disponibilidad de alimento para atender esa mayor demanda y si eso puede alterar equilibrios en el ecosistema. La llampuga es un pez muy voraz que come prácticamente de todo: otros peces, crustáceos, cefalópodos...».
Las llampugues nacen en primavera. Cuando se inicia su temporada de pesca, son juveniles que no han llegado a la madurez reproductiva. Siendo pelágicos, en esta época se acercan a la costa en busca de alimento. Entre enero y mayo, desaparecen. Según Moltó, «no sabemos muy bien dónde van, pero en ese período continúan su crecimiento, preparándose para la reproducción en mayo. Sólo viven dos años y su población se mantiene estable, pero sería recomendable no incrementar las capturas».
Otra parte de la tesis se refiere a la gestión pesquera de la especie mediante un proceso basado en la inteligencia artificial para obtener datos de tallas individuales mediante cámaras en las lonjas. Estos datos podrán servir para estudios, investigaciones y modelos de evaluación pesquera. Vicenç moltó indica que «de los datos podemos extraer indicadores de explotación que pueden ayudar a una gestión más sostenible de la pesca de la llampuga».