Los residentes del antiguo cuartel de Son Busquets de Palma ya cuentan con nuevos vecinos. Se trata de una veintena de okupas, muchos de ellos toxicómanos, que se han instalado en las antiguas dependencias militares. La zona elegida para entrar a vivir en esta primera fase de entrada ha sido la conocida popularmente como las viviendas de los oficiales. En los últimos días, los nuevos ‘inquilinos' han estado de mudanza. A cualquier hora del día y de la noche se les podía ver entrando muebles, colchones, bolsas cargadas de ropa y comida.
Era un secreto a voces. Todo el mundo sabía lo que iba a suceder pero nadie hizo absolutamente nada para evitarlo. Los okupas, en una primera fase se dedicacron a desvalijar por completo las instalaciones. Los nuevos inquilinos accedieron reventando la puerta secundaria, ubicada en la carretera de Valldemossa y una vez dentro se instalaron en los habitáculos reformados. Por su parte, además de robar el material de seguridad, se llevaron todo el cableado eléctrico (cobre) para venderlo, tuberías, detrozado paredes y perpetrado actos vandálicos en su interior.
En la actualidad el recinto se encuentra totalmente cerrado pero carece de ningún tipo de seguridad. Las instalaciones se encuentra en ‘tierra de nadie' tras el traspaso que realizó el Ministerio de Defensa al SEPEs, órgano dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana. Éste último sacó varias veces a concurso un servicio de contratación de vigilancia, pero las condiciones y precio de licitación son tan deficientes que ninguna empresa se presenta y automáticamente queda desierto. Fuentes próximas al caso sostienen que el antiguo cuartel se ha partido en dos. Una parte con okupas indigentes, toxicómanos etc... y otro, mucho más peligroso, que son las bandas organizadas que intentan adecuar la zona para después cobrar por vivir allí. Actualmente, se está cobrando unos 50 euros al mes.
Sebastián Oliver, presidente del sindicato de seguridad privada Espartanos, hace más de un años que denunció públicamente ante los medios de comunicación lo que iba a suceder. «No soy vidente pero estaba claro lo que iba a pasar. Desde el SEPE (Gobierno de España) se han lavado las manos. Ahora ya es tarde. Los okupas se han apoderado de las instalaciones y lo han destrozado todo. Es más, si consiguen echarlos, que lo dudo mucho, después habrá que reforzar la zona. Los vecinos están molestos, preocupados e inquietos. Lo peor es que ahora hay una veintena de okupas. ¿Qué harán cuando seán cientos?», añade Oliver.
El pasado miércoles, la Policía Nacional se tuvo que hacer cargo de la investigación de la muerte de un hombre, español de 35 años, que fue hallado de madrugada. El padre del varón encontró el cuerpo sin vida de su hijo después de varios días sin saber nada de él. Las primeras hipótesis apuntan a una sobredosis. Según fuentes judiciales, alrededor de las 3.00 horas el progenitor dio la voz de alarma al encontrar a su hijo en una zona de matorrales de las antiguas instalaciones militares, que sabía que frecuentaba en las útlimas semanas. El fallecido se encontraba boca abajo y fue reconocido inmediatamente por el familiar por uno de los tatuajes que llevaba, indican los testigos.