Sólo en Mallorca hay 303 niños migrantes no acompañados, son el 51 % del total de menores tutelados por el Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS) que, en realidad sólo dispone de 359 plazas. El presiente de la entidad, Guillermo Sánchez, cifra en 20 millones el coste añadido que le va a suponer esta avalancha de niños. A nivel balear, con una situación que se replica en el resto de las Islas, la consellera de Afers Socials, Catalina Cirer, ha dicho que podría elevarse a 40 millones.
Faltan recursos económicos, humanos y también infraestructuras para un acogimiento digno. Si bien desde el IMAS confirman que, tal y como avanzó Ultima Hora, el Bisbat de Mallorca les ofrecerá cuatro inmuebles, ni con esas las plazas serán suficientes. A estas alturas del año han llegado 170 menores, casi se ha igualado ya los 180 que vinieron en todo 2023.
«Nos hemos reunido con los consells insulares porque la situación es grave y puede ir a peor», ha dicho Cirer al finalizar el encuentro, mientras criticaba al Gobierno estatal desde donde «no ha habido respuesta. «No podemos dar la espalda a una situación que se desborda», ha añadido.
En este sentido, «colaboraremos con los consells buscando espacios para residencias de primera acogida y de acogida posterior y nos comprometemos a buscar recursos económicos que no se hayan gastado para subvenciones extraordinarias que ayudarán a paliar (aunque no será al 100%) el esfuerzo económico de los consells en materia de migración», ha subrayado.
La llegada de menors migrantes sin un adulto ha puesto también en jaque a las administraciones de Formentera e Ibiza que se ayudan mutuamente. En este sentido se activa la solidaridad entre Islas ya que, aunque el coste y la tutela de cada menor lo asume el territorio de llegada, pueden desplazar a los menores a dependencias de otras Islas. Así, por ejemplo, en Menorca se acogen a cuatro chicos tutelados por Formentera.