La tasa turística está ganando terreno y cada vez hay más destinos que la aplican. Baleares es uno de ellos y actualmente oscila entre 1 y 4 euros, en función de la categoría del alojamiento. La presidenta del Govern, Marga Prohens, ha anunciado esta semana su intención de subirla, lo que ha generado bastante rechazo entre los hoteleros. La jefa del Ejecutivo autonómico ha explicado que esta medida no va contra nadie, sino que persigue el objetivo de «paliar la saturación turística de las Islas durante los meses de verano».
Otros destinos turísticos también han anunciado alzas de cara a la próxima temporada turística. Por ejemplo, Santorini y Mykonos cobrarán en verano 20 euros a los cruceristas. Por su parte, la primera ministra italiana Giorgia Meloni está estudiando implantar una tasa de hasta 25 euros por noche; mientras que Roma se plantea cobrar entrada a la Fontana di Trevi. Venezia ya cobra una entrada de cinco euros durante determinados, coincidiendo con los de mayor afluencia turística.
¿Cuáles son los destinos que más cobran?
Uno de los destinos con la tasa turística más elevada es Nueva Zelanda, donde por día hay que abonar 56,9 euros, este dinero se destina al mantenimiento de servicios públicos y la conservación del patrimonio. Por poner un ejemplo, una persona que pretenda pasar 10 días en este país tendrá que desembolsar 569 euros sólo por este concepto.
En Europa también ha destinos con tasas turísticas elevadas. Ámsterdam se lleva la palma del continente europeo: este año ha subido del 7 % al 12,5 % por habitación de hotel; de media, se superan los 20 euros por persona y día, en función del precio del establecimiento hotelero. Los cruceristas también pagan este tributo; en su caso ha subido de 8 a 11 euros por viajero y día.
Otro caso llamativo es el que se da en Suiza, concretamente en la comuna de Zermatt (a los pies de la famosa montaña conocida como el Matterhorn o Cervino), que cobra 12,75 euros a los visitantes de un solo día. El objetivo es luchar contra la masificación turística que sufre este destino.
Estos son algunos de los casos más llamativos, pero la ecotasa cada vez se aplica en más destinos turísticos. En el caso concreto de Europa hay una veintena de países que ya cuentan con este tributo. La masificación turística es uno de los grandes retos que afecta este sector y es importante encontrar soluciones de forma rápida.
A pesar del reconocimiento de Menorca como Reserva de la Biosfera, los problemas con la calidad de las aguas y la saturación de coches en las calas vírgenes son claros indicios de una mala gestión ambiental. La saturación turística y el tráfico descontrolado en zonas protegidas no solo afectan negativamente a la experiencia de los visitantes, sino que también tienen un impacto directo sobre el ecosistema, deteriorando el entorno natural y comprometiendo los esfuerzos de conservación. Las aguas, que deberían estar protegidas, sufren de contaminación, mientras que las calas, que deberían ser espacios tranquilos y preservados, se ven invadidas por coches y turistas, superando su capacidad de carga. Estos problemas reflejan que, a pesar del estatus de Reserva de la Biosfera, no se están tomando las medidas necesarias para proteger adecuadamente el medio ambiente. La gestión debería ser más estricta, con regulaciones más claras para el acceso a las zonas naturales y una vigilancia activa para preservar tanto la calidad del agua como la biodiversidad del entorno. Sin estos esfuerzos, Menorca corre el riesgo de perder los atributos que la hicieron merecedora de tal reconocimiento internacional.