El president del Parlament, Gabriel Le Senne, quiere echar de la Mesa a las dos diputadas del PSIB a las que expulsó por llevar camisetas con la imagen de Aurora Picornell. Le Senne ha informado a la Mesa de que presentará un escrito por su comportamiento en el pleno, que acabó con su expulsión, y que buscará el apoyo de otros grupo, en este caso del PP. La Senne no ha especificado qué medidas propondrá, pero fuentes parlamentarias aseguran que la única medida disciplinaria que prevé el apoyo de más de un grupo es una propuesta de remoción similar a la que se presentó en su día en contra y que no salió adelante gracias a la abstención del PP.
El president del Parlament ha asegurado este miércoles ante los medios de comunicación que lo que se vivió en el Parlament es de una «gravedad extraordinaria», en referencia a la actitud de las dos diputadas, expulsadas del pleno después de negarse a abandonar la Mesa para sentarse en sus escaños. El president ha defendido que él se limitó a interpretar el reglamento de la cámara y ha destacado que es la segunda vez que ocurre un hecho similar.
El reglamento no establece en ningún punto que la Mesa debe mantenerse neutral ni tampoco impide que los diputados lleven camisetas o carteles alusivos, pero Le Senne defiende que se trata de una interpretación del sentido general de las normas de la Cámara, que es una competencia exclusiva del president. Le Senne defiende que actuó con corrección porque la exhibición de las camisetas colocaba a las dos miembros de la Mesa en uno de los lados del debate político que debía sustanciarse. Le Senne actuó a instancias de la portavoz de Vox, Manuela Cañadas.
Las dos diputadas expulsadas, Mercedes Garrido y Pilar Costa, también consideran que el incidente vivido en el pleno reviste una enorme gravedad porque se vieron vulnerados sus derechos fundamentales como diputadas ya que se les privó del derecho a asistir al debate y a la votación posterior. De hecho, el asunto no llegó a tratarse ya que todos los diputados de la oposición abandonaron el pleno por lo que la enmienda a la totalidad no se defendió ni se votó. Los servicios jurídicos del Parlament deben dirimir ahora si la iniciativa ha decaído de manera automática después de que nadie la defendiera o si tendrá que debatirse y votarse de nuevo en un próximo pleno.