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El drama del amianto en Baleares: La lucha de la familia Mejías tras la muerte de su padre

Murió de cáncer de pleura hace ahora exactamente dos años en Felanitx

Justi Pérez Chamizo, Miguel Mejías Pérez, Ángela Mejías Pérez y Miguel Mejías Hurtado

| Palma |

Se llamaba Miguel Mejías Hurtado y vivía en Felanitx. El viernes 23 de mayo se cumplieron dos años de su fallecimiento, víctima de un mesotelioma maligno de pleura, un tipo de cáncer extremadamente raro, pero frecuente en personas expuestas al amianto.

La familia, que nunca llegó a denunciar en los juzgados la «enfermedad laboral», ha iniciado ahora, una vez superado el duelo, una campaña informativa para evitar que casos como el de Miquel se sigan dando en el futuro.

Legalmente hay un plazo de un año para denunciar, pero para nosotros no era lo primordial. Sí que lo es el reconocimiento de que ha estado expuesto en su entorno de trabajo. Nuestro objetivo es que haya conciencia y que casos como el suyo se reduzcan al mínimo», explica su hijo Miguel Mejías.

Advierte de que «el amianto es habitual en los tejados de uralita que están presentes sobre todo en el entorno rural». «Se ocultan en la clandestinidad porque es caro llamar a una empresa privada especializada en descontaminación y se exponen a un riesgo enorme sin ser del todo conscientes porque el tiempo de latencia tras la exposición es muy largo. Este tipo de cáncer puede tardar entre 20 y 50 años en aparecer tras la exposición y por eso muchos no ven esa relación causa efecto», relata.

Miguel Mejías Hurtado fue diagnosticado en el Hospital de Manacor, aunque su familia explica que le trataron en Barcelona, después de que entrara en un ensayo clínico en el hospital Valld’Ebron. «Le acompañábamos cada semana. La investigación lleva el nombre de Beat Meso y aborda diferentes formas de tratamiento para este tipo de cáncer. «Se hace allí porque en Cataluña hay muchas fábricas de amianto y por tanto muchos afectados», dice su hijo Miquel Mejias.

Recuerda que «según un estudio de la Universidad de Granada, seguirá habiendo muertes causadas por esta exposición, al menos hasta el año 2040 en España». «En las Islas Baleares existen planes para retirar el amianto de los edificios gubernamentales antes de que finalice 2025. No obstante, no hay aún un plan para su eliminación en miles de edificaciones privadas, tuberías y tejados que aún lo contienen», añade.

Lo cierto es que, aunque el Plan sectorial de Residuos Peligrosos de las Islas Baleares, solo prevé la retirada de amianto de los edificios públicos del Govern antes de 2026, a principios de 2025 el Govern convocó un concurso público para la elaboración de un censo de edificios públicos y privados que contienen amianto en Baleares con el objetivo de retirarlos de aquí a 2028 dando así cumplimiento a la normativa estatal.

El proyecto empleará la inteligencia artificial y la geolocalización para identificar todas las edificaciones que aún contienen amianto, con independencia de si estas son públicas o privadas. El trabajo se integrará en el visor general del IDEIB (Infraestructura de Datos Espaciales de las Islas Baleares). Existe además un registro de empresas con riesgo de amianto (RERA) en Baleares en el que hay inscritas 215 en este momento.

Miquel Mejías Hurtado nació en Badajoz, pero siendo aún joven se trasladó hasta Mallorca para trabajar con el boom de la industria turística. «Abandonó sus estudios de perito agrícola en un contexto que empujaba a los jóvenes a convertirse en mano de obra de una industria turística en expansión. Se marchó con la amarga sensación de que no había lugar para él en su propia casa. Ese sentimiento de desarraigo le acompañó toda la vida», cuenta la familia.

Se casó y vivió en Felanitx junto a su esposa Justi. «Soñaba con una jubilación tranquila, en la que pudiera releer Los Episodios Nacionales de Galdós, recorrer en bicicleta las carreteras de Mallorca junto a su hija o, por fin, viajar con su mujer. Pero ese momento fue truncado por la enfermedad laboral. Una enfermedad que llegó cuando ya lo había dado todo, sin margen para recalibrar la brújula ni ajustar prioridades», añade su hijo.

Relata la lucha de su padre contra la enfermedad y hace un llamamiento a la ciudadanía y a las empresas del sector en Baleares «para recordar los peligros que representa la degradación y manipulación de este material para la salud pública». «En su historia, como en tantas otras, se encierra el sufrimiento y orgullo de toda una clase. Nos queda darle las gracias por todo. Su ejemplo, sus valores y su forma de entender la vida nos acompañan cada día porque ‘estamos donde estamos y somos quienes somos’», concluye.

En estos momentos existen ocho asociaciones de víctimas del amianto en España, ninguna de ellas tiene sede en Baleares.

4 comentarios

user Chloe | Hace 7 meses

Este articulo tan interesante y triste a la vez, habla de una enfermedad laboral, el amianto puede estar presente en muchos entornos, entiendo que se debía tratar de un empleo con techo de uralita?

user Dreamer | Hace 7 meses

Enhorabuena, familia, por haber dado este paso.. ..es difícil subsanar errores que, en el momento, no tienen consecuencias, pero ahora se puede atacar de frente.. .. y bonito homenaje a Miguel.. Que su ida no quede en vano.

user Uno de Son Gotleu | Hace 7 meses

Miris on miris, tot són guirisLo mismo que pasa ahora con los compactos de cuarzo, pero mientras haya mercado, no los van a prohibir a la venta, solo hay que ver la cantidad de denuncias que hay

Miris on miris, tot són guiris Miris on miris, tot són guiris | Hace 7 meses

El franquisme i els seus empresaris, lo que avui és l'IBEX i en march, varen fomentar sa uralita sabent lo que implicava.

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