Palma acoge desde este viernes y hasta el sábado sede de la Comisión Nacional de Dislexia, un trastorno del aprendizaje que causa dificultades para leer, escribir y deletrear y que en España afecta a entre el 10 y 15 % de la población, según datos de Disfam, la entidad mallorquina pionera en el país en concienciar sobre esta situación. La necesidad de tomar medidas es importante para los alumnos, puesto que cuatro de cada seis fracasos escolares están relacionados con la dislexia, según explica la fundadora y presidenta de la organización, Araceli Salas.
«Tiene que haber mecanismos para dar salida a todos estos alumnos que son inteligentes, pero tienen otra forma de procesar la información que aprenden», dice, y añade que no debe de haber comunidades autónomas de primer y de segunda. «En todas tiene que haber mecanismos en todas las etapas educativas, desde Infantil a Bachillerato, pero también en Formación Profesional y en la universidad».
Para tratar de mitigar esa situación se reúne cada dos años la comisión ahora citada en Palma, a la que acuden representantes educativos de todos los gobiernos autonómicos. Baleares, de hecho, es desde hace años pioneros en muchos aspectos relacionados con la dislexia y otros trastornos del aprendizaje.
«Por primera vez, a través de la dirección general de Salut Mental del Govern, se están haciendo formaciones desde finales del año pasado para dar a conocer la dislexia y formar a profesionales del ámbito sanitario, como psiquiatras, pediatras o psicólogos. Nunca se había ido más allá del ámbito educativo», recuerda Salas. También señala que los últimos estudios publicados advierten de que los disléxicos tienen más riesgo que el resto de padecer problemas de salud mental, de ahí la iniciativa.
«No queremos ser una comunidad que reacciona tarde, sino una que se adelanta. Por eso hemos puesto en marcha medidas concretas: detección precoz, formación a docentes, ajustes razonables en todas las etapas educativas, y un convenio pionero con Disfam que nos permite llegar a cada rincón de nuestras islas», recordó el propio conseller de Educació, Antoni Vera, que hizo de anfitrión al recibir al resto de autoridades educativas en el Parlament, donde tuvo lugar la primera sesión en la que se expuso qué se ha hecho en dos años desde la última cita.
«Cuando un niño con dislexia se siente comprendido, respetado y acompañado, no solo mejora su rendimiento académico: mejora su confianza, su bienestar emocional y su relación con el entorno. Y eso tiene un impacto directo en la cohesión social, en la convivencia y en el futuro de todos», defendió Vera, que agradeció a todos los presentes de la comisión su implicación en este asunto.
Regera7187Idò per a tu els metges autodidactes i per a mi els de tota la vida. Tanmateix, tu hauries estat una bona consellera d'Educació, al nivell del psoecialista March.