«La ruta migratoria Argelia-Baleares es antigua y también ha sido Baleares-Argelia. Siempre ha sido una ruta de subsistencia. No ha cambiado la justificación, pero ahora ha cambiado el sentido de la misma». Así de contundente se muestra Pere Salvà al recordar que Baleares ha sido tierra de emigración «por subsistencia».
El país norteafricano, por entonces colonia francesa, era una opción porque un balear, en 24 horas, podía llegar hasta allí en un llaüt. Sin embargo, existe una tradición migratoria a Argelia por parte de menorquines que es anterior al período 1878-1920.
Salvà señala que «hacia 1850, ya había menorquines que marchaban a Argelia, que era una destino al que recurrir cada vez que había una crisis de subsistencia. Además, los barcos que conectaban el sur de Francia con Argelia paraban en Menorca, lo que suponía una alternativa segura de transporte. Todos sabemos que Albert Camus, el gran escritor francés, era hijo de Caterina Sintes, nieta de emigrantes menorquines. Con la crisis de la filoxera, que arruinó las viñas de Mallorca a finales del siglo XIX, numerosos manacorins y felanitxers también emigraron a Argelia porque allí se plantaron cepas americanas resistentes y los viticultores de esos dos municipios de la Isla tenían experiencia en el cultivo».
Según el estudio El sur también existe. Las relaciones migratorias entre las islas Baleares y la Argelia francesa (1830-1962), cuyo autor es Antoni Marimon, catedrático de Història Contemporània en la UIB, con el final de la Argelia francesa, en 1962, Baleares perdía un referente económico, social y cultural. El éxodo de los pieds-noirs (colonos europeos) y la creación de una república árabe y musulmana supusieron una ruptura casi total de las relaciones entre las Islas y Argelia. De repente, parecía que la distancia se había multiplicado y las complicidades de todo tipo tejidas entre ambos territorios se desvanecieron casi del todo.
Durante los 132 años de colonización francesa, Argelia se convirtió inicialmente para Baleares en el destino de una sorprendente emigración campesina masiva, los llamados mahoneses (menorquines), que casi hasta el final mantuvieron su identidad diferenciada.
Posteriormente, una minoría de comerciantes se instaló en la colonia y se fueron desarrollando unos interesantes vínculos económicos. Aunque no puede cuantificarse, el contrabando de tabaco adquirió proporciones masivas en el primer tercio del siglo XX. Paralelamente, y en parte gracias a la mejora de las comunicaciones, desde todas las Islas se dirigió a la Argelia francesa una emigración temporal que trabajaba principalmente en la siega y la vendimia.
La Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, como es lógico, dificultaron las relaciones entre las Baleares y la colonia francesa, pero numerosos exiliados republicanos alcanzaron sus costas y no faltaron tampoco los emigrantes económicos clandestinos.
Lo que esta clar que es Balears quan arribaven a Argelia, a diferencia d'ara no tenien ni carta blanca per delinquir, ni una camionada d'ajudetes, subvencions, i paguetes.