Coincidiendo con el Día de los Derechos Humanos, el Observatori de Migracions a la Mediterrània, de la UIB, ha explicado este miércoles sus objetivos y algunos de sus proyectos. Según su directora, Margalida Capellà, «el observatorio se creó hace cinco años y ha ido adquiriendo un carácter interdisciplinar e intersectorial con los objetivos de recoger, estudiar y analizar datos sobre la migración en un sentido amplio, no sólo sobre los llegados en patera, y en el conjunto del Mediterráneo, pero teniendo en cuenta el fenómeno en su contexto global. A partir de nuestros estudios, podemos presentar propuestas y recomendaciones, pero no somos una ONG para recibir denuncias».
Uno de los miembros del observatorio, David Abril, ha explicado que «la migración en el Mediterráneo tiene múltiples interrelaciones y unas raíces históricas. La mayoría de migrantes que llegan en pateras a Baleares están en tránsito, no quieren quedarse aquí, y de lo que se trata es de acogerlos de la manera más digna posible. La ruta entre Argelia y Baleares obedece a que otras, la del Estrecho de Gibraltar, la de Libia y Túnez con Malta e Italia, y la de Turquía, Chipre y las islas griegas han sido capadas. Por su parte, la ruta canaria se ha reducido. Por todo ello, el fenómeno en el Mediterráneo se ha externalizado hacia nuestra zona, pero la opción de salir se mantiene, no se frenará la necesidad de emigrar. Es por ello que la llegada de migrantes a Baleares se mantendrá y podría crecer, también desde países lejanos. En cualquier caso, la mayor llegada de personas a las Islas no es través de las pateras, sino por los aeropuertos, y también lo hacen en condiciones precarias».
Abril ha recordado que «casi la mitad de la población de Baleares ha nacido fuera, por lo que hay que huir del ruido y el exceso de opiniones con esta cuestión. Entre 3 y 3,5 millones de españoles residen en el extranjero y, sólo el año pasado, 13.000 jóvenes de entre 16 y 34 años salieron de Mallorca hacia otras comunidades autónomas y otros países, y, evidentemente, no sólo lo hicieron para estudiar. También es migración cuando Palma expulsa a su población por los elevados precios de la vivienda, aunque en los pueblos ya se da ese encarecimiento».
El observatorio quiere darse un nuevo impulso y para ello se ha fijado tres objetivos: la elaboración de un boletín electrónico mensual, con información, estudios y entrevistas; la organización en 2026 de unas jornadas profesionales en cada una de las islas, reflejando reflexiones y preocupaciones; y la organización, igualmente en 2026, de talleres de sensibilización enfocados principalmente hacia los institutos.
El observatorio, además del comité directivo, cuenta con uno científico y otro asesor. Para Margalida Capellà, «se trata de que la ciudadanía esté más y mejor informada sobre el fenómeno real de la migración».
Otro miembro del observatorio, Guillem Balboa, señaló que «queremos huir de la perspectiva de la urgencia y poner el foco en el cambio social que supone la migración en ámbitos como el educativo o el laboral, sin olvidar las situaciones de racismo y discriminación. Por ello necesitamos disponer de más datos y más informaciones para explicar esos cambios».
En este sentido, la directora del observatorio se refirió «al reto sociodemográfico, con implicaciones sociales y jurídicas del aumento de la población, por lo que precisamos de datos. Así, desde la UIB damos un paso adelante con metodología científica. Si los discursos no se basan en la realidad social y demográfica, las políticas que se apliquen estarán equivocadas».
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