El Colegio General de Economistas (CGE) coloca a Baleares en el furgón de cola en competitividad regional. El Archipiélago ocupa una de las últimas posiciones entre las autonomías en su Informe de Competitividad Regional, que analiza diferentes variables de cara a evaluar el desarrollo socioeconómico en España. El Índice de Competitividad Regional de las Islas es de 6,87: el tercero más bajo, solo por encima de Andalucía y Extremadura.
El informe, de periodicidad anual, continúa situando a Baleares en el nivel bajo en 2024, al igual que en años anteriores, compartiendo este escalafón (el último de cuatro) con Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Castilla la Mancha, Canarias, Andalucía y Extremadura. En el extremo opuesto -«nivel alto»- se ubican Comunidad de Madrid, Navarra y País Vasco, mientras que Cataluña se encuentra en el segundo escalafón (medio-alto). El resto está en el tercer nivel o «nivel medio-bajo».
Asimismo, en un contexto de crecimiento generalizado, Baleares es una de las tres únicas comunidades -junto a Canarias y Cataluña- que experimentan un descenso con respecto a 2023.
Los principales puntos fuertes de las Islas se centran en el mercado laboral, mientras que mejora levemente en entorno económico y capital humano, aunque estas tendencias «no son suficiente para compensar el descenso en entorno institucional, eficiencia empresarial e innovación».
Así, las Islas presentan sus mejores argumentos en los ejes del mercado de trabajo. El paro se mantiene a niveles bajos o muy bajos en la mayor parte del año gracias en especial al empuje y el alargamiento de la temporada turística, con tasas inferiores a la media estatal. Se da la circunstancia de que este es un apartado en el que el resto de regiones, por lo general, cuentan con un amplio margen de mejora. Con todo, y aun siendo su apartado más favorable, Baleares solo ocupa la séptima posición.
El nivel de desigualdad, por otro lado, es de los más bajos (inferior a las medias estatal y europea), lo cual permite mejorar la nota final, puesto que «un entorno social-institucional que promueva la cohesión social puede favorecer el desarrollo competitivo de un territorio». También se mantiene a un nivel medio en términos de infraestructuras, cuyo análisis se centra en aspectos como tráfico aéreo, densidad de autopistas y líneas de transporte ferroviario o instalación de fibra óptica.
Por contra, el nivel de gasto en investigación y desarrollo penaliza seriamente a Baleares, ya que es la comunidad con peor comportamiento en variables como número de investigadores, concesiones de patentes o personal empleado que usa ordenadores o instrumentos tecnológicos.
El apartado de eficiencia empresarial es, de todos modos, el más preocupante de todos. Baleares es el farolillo rojo en un eje en que el que se mide la productividad real de las empresas, además de otras cuestiones como producción manufacturera, la tasa de empresas con más de 250 trabajadores, tasa de mujeres empleadoras, costes laborales o empresas exportadoras.
Clar, només se mira i s'hi atén el turisTONTEO.