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Andrea Pons Thomas, una atleta de hierro en Vichy

La menorquina acaba de completar la exigente prueba francesa 70.3 en la que solo un 17 por ciento de los 2.110 atletas inscritos eran mujeres

Mujer de hierro. Andrea Pons Thomas alcanza la línea de meta y la cruza con los brazos en alto después de haber superado sus propios límites. En este segundo Ironman, su familia no la pudo acompañar, aunque su pareja ejerció de ayudante durante la carrera y estableció una conexión vía videollamada en algunos momentos de la prueba. Incluso, Andrea pudo llegar a escuchar los ánimos de su madre.    | Foto: SPORTOGRAF.COM

| Menorca |

Desde que dejara el baloncesto —solo como jugadora, ya que continúa siendo entrenadora en el CD Alcázar— y se inclinara por las maratones hace ya tres años, Andrea Pons Thomas (Maó, 1994) se ha ido adentrando a una velocidad de vértigo en los triatlones y las pruebas de Ironman, como la última que disputó en Vichy (Francia) el pasado domingo 24. «Empecé con lo típico, las carreras de 5 y 10 kilómetros. Poquito a poco fui subiendo con alguna media y hace tres años corrí mi primera maratón, que fue la de Valencia», comenta.

Después de esa prueba y la de Madrid, la mahonesa también se atrevió con su primer triatlón. Lo hizo en Fornells y la experiencia no pudo ser más positiva. «Es cierto que yo era muy novata y la bici requiere mucha experiencia y tiempo de entrenamiento, pero me encantó», confiesa. Fue a raíz de ese primer bocado que empezó a indagar algo más en los triatlones hasta llegar a los Ironman, las carreras más exigentes de esta modalidad.

Así pues, completó el primer 70.3 en Alcúdia en mayo del año pasado, para el cual empezó un entrenamiento diario que mantiene hasta el día de hoy. «Me pusieron en contacto con un entrenador de Mallorca, Joan Pomar Pons, con quien llevamos entrenando juntos estos tres años. Toda la planificación es online, obviamente, pero estamos en contacto cada semana», detalla.

Rutina de entrenamientos

Maestra de profesión y entrenadora de baloncesto por las tardes, Andrea aprovecha especialmente los fines de semana y las vacaciones para competir y superar sus límites.

De ahí su participación en el Ironman de Vichy, el cual descubrió «a través de redes sociales» y consideró «ideal» al ser en agosto, momento en que tiene disponibilidad total. «Me apunté el mismo día que salieron las inscripciones, que fue con un año y medio de antelación. Las plazas son muy limitadas», recuerda.

Así las cosas, Andrea se puso manos a la obra siguiendo una rutina específica. «Los entrenamientos se deben adaptar a mi día a día.    A veces salgo de casa a las siete de la mañana para trabajar y ya me llevo la maleta de la bici o de la natación. Luego vuelvo a casa, me cambio y voy a correr. Rara es la semana que baje de ocho horas de entreno, a veces hasta me acerco a las doce», revela reconociendo que se necesita mucha disciplina y constancia para un deporte que abraza con todo su ser.

Viaje a Vichy

Habiendo ultimado los detalles previos a la carrera sufriendo el sofocante calor menorquín, Andrea viajó hasta Lyon el miércoles 20, 96 horas antes de la gran prueba, junto a su pareja, su bici y el resto de materiales.

Después de tres horas en coche, Andrea se puso en modo mujer de hierro, consciente de que el descanso era lo más importante en esos momentos. Otros 2.099 participantes, de los cuales luego solo 16 abandonarían, competían con ella. Además, solo 364 más eran mujeres. Toda una minoría, al igual que la nacionalidad española, en dicha prueba.

Llegado el gran día, para el cual se metió en el agua sin poder realizar un calentamiento a causa de la normativa de la organización, Andrea tenía claro que el objetivo era «terminar» el Ironman. Eso sí, no tiene ninguna duda a la hora de reconocer cuál fue la mayor dificultad del trazado 70.3 recorrido en 1.900 metros a nado, seguido de 90 kilómetros en bicicleta —su punto débil— y 21,1 kilómetros a pie. «Por el cambio brusco de temperatura y al ser un río, donde no había nadado nunca, diría que la primera parte de natación fue la más complicada. En los primeros 500 metros pensaba que no lo sacaba», asegura.

Pero finalmente, Andrea Pons Thomas fue capaz de completar el que ya es su segundo Ironman 70.3.

El apunte

La maratón de San Sebastián en noviembre, su último reto del año

Habiendo finalizado el Ironman 70.3 de Vichy en un tiempo de 6:39:29, es decir, a un ritmo de cinco minutos y medio por kilómetro, Andrea Pons Thomas se mostraba muy orgullosa de haber superado una nueva carrera de hierro. No obstante, su año deportivo no acaba aquí, ya que todavía tiene que sacarse una espinita que tiene clavada: la maratón de San Sebastián. La cita vasca es la única que le queda para completar las cinco grandes maratones nacionales. «La tenía que hacer en noviembre del año pasado, pero entre el mal tiempo y lo acababa de ocurrir en Valencia con la DANA, la acabaron cancelando», lamenta. Con el dorsal guardado un año después, Andrea está lista para cumplir una nueva hazaña.

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