No hubo color. El Menorca Bàsquet conectó de nuevo su apisonadora y aplastó anoche al Melilla (79-55) en la primera entrega de esta serie final por el ascenso a la ACB que sólo elevó su grado de incertidumbre en el segundo acto.
El equipo de Berrocal acumula siete victorias consecutivas en esta segunda fase de la campaña. Ayer reiteró que ha llegado a ella en un estado de forma asombroso, propiciado, en parte, por su amplitud de banquillo frente a un rival corto de físico tras el desgaste acumulado. Esa fatiga y una plantilla más corta que la de su rival le inhabilita para emparejarse al baloncesto exigente que plantea este Menorca más próximo aún a su tercer ascenso a la ACB del que sólo le separan dos triunfos más.
Así, ayer apenas si halló más oposición que la relación de tiros libres anotados por los melillenses en el segundo cuarto producto de una sucesión exagerada de faltas personales con las que castigaron a sus jugadores.
La final eleva todavía más el tono de los colores del Menorca después de esta exhibición frente a un rival entusiasta de inicio pero sin respuesta cuando se le vino la avalancha encima. La desigualdad en la batalla se advirtió de salida.
Apenas precisó un par de minutos el Menorca para proclamar que el parón competitivo no le había afectado. Jiménez, pletórico, tomó el mando director y ejecutor para quebrar la defensa en zona 2-3 ideada por Gonzalo García, y descorchó el partido a lo grande.
Un 7-0 fue el primer parcial en el que abundó la superioridad en la pintura de Arteaga y Otegi frente a Wachsmann y Manzano. Bas ataba en corto a Salva Arco y el Menorca jugaba rápido y cómodo.El técnico melillense cambio de pívots y Berrocal inició el carrousel de rotaciones para mantener la frescura del equipo que alcanzaba su máxima renta a 1'30 del final del cuarto (26-16) tras el tercer triple de Jiménez . Pero una canasta postrera más un triple sobre la bocina de Almazán dejaron un sabor agridulce al primer acto (26-15).
La reanudación tuvo como protagonista a la pareja arbitral que cercenó la defensa intensa del Menorca castigándola con 10 faltas personales en este tramo y rompiendo el ritmo del partido. Desde el tiro libre –hasta 16 veces lanzó el Melilla por ninguna el Menorca–, el equipo de la Ciudad Autónoma, resguardado en la defensa en zona con alternativas, entró en el partido.
Marco movió mejor a su equipo que Riera, y Odiakosa aceleró las prestaciones en la pintura al tiempo que el Menorca se veía cargado de faltas ante la indignación del banquillo y la afición menorquines (33-26, a 3'50). Berrocal paró el choque dos veces, devolvió a pista a Jiménez y Arteaga y pese a un leve tirón (39-30), los tiros desde la línea de 4'60 contrajeron el marcador hasta el 41-38 del descanso.
Esa indignación con la que el equipo se retiró a vestuarios se transformó en una reacción fulgurante y rabiosa que derivó en un tsunami de baloncesto nada más ponerse el balón en juego. Un parcial de 14-0 en cinco minutos, estirado al 19-2 dejó el partido visto para sentencia cuando el marcador reveló el contundente 60-40.
El Melilla se había quedado más de cinco minutos sin anotar mientras Bas, Navarro, Arteaga y Urko lo hacían uno tras otro hasta que la exhibición se cerraba con un portentoso 67-43 tras un sonrojante 26-5.
Dos triples de Mar Blanch adornaron su reaparición y acabaron de rematar la contienda nada más reanudarse el juego (73-45). El Menorca rozo los 30 puntos de ventaja y García de Vitoria echó mano de sus menos habituales para jugar los últimos diez minutos y dar descanso a los otros.
Mañana, segunda entrega de es ta final que parece monocolor.