Los menorquines somos así. Cuanto mayor es la dificultad, más nos crecemos. Nunca lo hemos tenido fácil y los retos se han tenido que ir superando a marchas forzadas.
El Menorca Bàsquet logró ayer el 2-0 con un triunfo más corto que el del viernes pero con mejor sabor (82-77). Porque esta vez sí que el Melilla estuvo a la altura y lució potencial pero los hombres de Josep Maria Berrocal se crecieron ante un arbitraje que deja mucho que desear y un rival que demostró que ni la final está sentenciada, ni será tan fácil como alguien pensó.
Otra lección de Jorge Jiménez encarriló una final más abierta de lo que indica el 2-0. A una victoria de la ACB pero no será fácil. Por el Consolat de Mar están intranquilos.
El primer cuarto fue igualado. El Menorca se dedicó a machacar a un Melilla que pareció recuperarse milagrosamente y que mostró mejor imagen. No rompió en exceso el marcador pero sí que mantuvo en todo momento, a excepción del 6-6, el liderazgo.
Los visitantes apostaron por aguantar el ritmo local, respondiendo al intercambio de golpes. La mayor diferencia llegó a poco más de un minuto para el primer descanso 21-15, que varió hasta 23-17. Gonzalo García de Vitoria, que mantuvo una actitud chulesca durante todo el partido, increpó a los colegiados tras el bocinazo recriminando algunas decisiones que consideró erróneas.
Surtieron efecto las críticas. Vázquez García y Fernández Sánchez se olvidaron de pitar los contactos del Melilla y se repitió lo que pasó en el segundo cuarto del viernes. El Menorca llegó muy pronto al bonus y jugó condicionado el segundo acto. Con todo, logró mantenerse por delante llegando al +8 (31-23) pero ahí se atascó. O lo frenaron. Los de Melilla cimentaron un 2-9 (33-32).
Josep Maria Berrocal paró el partido y el público cargó contra los árbitros. El Melilla se puso por delante por primera vez en la eliminatoria (33-34) y una técnica a Jorge Jiménez a 1'34'' del descanso desató la furia en un Pavelló que se mostró más ruidoso que nunca.
Malas noticias para Berrocal que veía como su base titular se iba al banco con tres faltas. Cachondeo o no, la segunda infracción a favor del Menorca llegó a 58 segundos y los locales volvieron a lucir su casta, sobreponiéndose a cualquier contratiempo, con un triplazo a tres segundos y sobre el límite de la posesión de Bravo (40-38) que arrancó el aplauso de una grada entregada.
Al descanso, los locales habían cometido 15 faltas por siete del Melilla, que logró 14 de los 15 tiros libres que dispuso por dos de dos para el Menorca. El tercer cuarto no se pareció en nada al del viernes. El Melilla salió mejor que el Menorca y se amparó en Wachsman, que anotó seis puntos bajo el aro, y en Suka-Umu, ejerció de líder.
La SAD aguantó el chaparrón con triples de Dani Pérez y Romà Bas, pero no le gustó nada lo que vio Berrocal que con el 50-55 detuvo el partido y cedió la batuta a Jiménez. Inmejorable entrada del madrileño que transformó un triple en el primer balón que tocó (53-55 a 2'42'').
Como en el segundo, los colegiados cargaron pronto de faltas al Menorca. A los jugadores del Melilla solo les quedaba amueblar la línea personal porque se pasaban más tiempo ahí que en el resto de la cancha. De tiro libre en tiro libre, el penúltimo acto acabó 59-64.
Raza. Una palabra que los jugadores del Menorca llevan tatuada en el pecho y que les hizo recortar la distancia a 68-69 tras tres fallos en ataque del Melilla. Paró el partido De Vitoria.
Matalí, con un sutil palmeo, empató a 71 a 4'18''. El partido se puso en un puño, Coppenrath y Navarro marraron cuatro tiros libres consecutivos y un triple de Riera silenció momentáneamente el Pavelló (73-75). 'TC' regresó a la línea personal para devolver la ventaja local (76-75) a 1'15'' y un rechace largo a triple de Manzano acabó en antideportiva a Jiménez a 33 segundos y con el 76-75. No falló los tires libres y dos más que 'regaló' Riera con una falta en el consiguiente ataque (80-75).
De Vitoria paró el partido con 32 segundos y el Pavelló gritaba como antaño, celebrando algo que todavía no había conseguido. Arco recortó desde 6,75, pidió tiempo Berrocal y Jiménez fue placado por Arco bajo el aro. Bas, desde la personal, sentenció, 82-77 y el Pavelló celebró el que esperan que sea el último partido en Maó.