Tal día como hoy, hace exactamente un año, el deporte insular vivió su última jornada de exaltación, de auténtica gloria. El Menorca Bàsquet, club que había sido máximo exponente de la Isla en los últimos tres lustros, orgullo de la sociedad insular, conquistaba en Melilla su tercer ascenso a la Liga de las estrellas, la ACB, en un escaso margen de 7 años, entre 2005 y 2012. Fue el canto del cisne para el gigante con pies de barro al que dejaron desplomarse apenas tres semanas después.
El irregular equipo dirigido por Josep Maria Berrocal elevó su pico de rendimiento justo en el momento clave de la temporada. Llegó al play-off como cuarto clasificado tras una derrota en la última jornada de la fase regular ante el Iruña Navarra. Pero ya en los cuartos de final brotó la calidad de la plantilla y, especialmente, la profundidad de banquillo que resultarían fundamentales para la exigencia física de las eliminatorias. Nadie tenía un plantel tan amplio como Berrocal y este supo manejarlo en el momento clave.
Así, el Menorca Bàsquet fulminó al Breogán de Lugo en los cuartos de final con un rotundo 3-1, tras haber cedido, sorprendentemente el primer partido de la serie, en Maó (64-69), arrasó en la semifinal frente al Grupo Iruña Navarra con un 3-0 inapelable, y se recreó en su superioridad en la eliminatoria final que determinaba la plaza de ascenso ante el Melilla donde solo perdió el tercer partido (79-74), en el pabellón Javier Imbroda de la ciudad autónoma (3-1).
Ese sábado 9 de junio el grupo de Berrocal expresó su solvencia ante un Melilla que acusó el esfuerzo del partido jugado el jueves. Un 12-22 en el segundo cuarto marcó el camino del triunfo definitivo para los mahoneses que con 39-49 al descanso acabaron paseándose en los dos cuartos finales para coronar un tanteo revelador, 61-82. Otegi y Arteaga, con 12 puntos, Bas, con 14 y Coppenrath, con 15 fueron los más inspirados en la máquina menorquinista que llevó a la SAD a su tercer ascenso a la máxima categoría del baloncesto español.
Las imágenes propias de la celebración se sucedieron tras el partido, en la cancha y en los vestuarios. Se iluminó en algunos jugadores, como el propio Otegi, en la directiva representada por el presidente, Benito Reynés, y en la afición, la llama de la esperanza para que instituciones y empresa privada modificaran sus planteamientos negativos y respaldaran el ascenso. "A ver si en Mallorca se dan cuenta", declaraba Reynés tras el partido. "Nosotros hemos hecho nuestro trabajo ahora son otros los que han de trabajar para que esto sea realidad", declaraba el capitán. "Se tiene que apoyar al máximo, no podemos dejar de luchar e intentarlo", indicaba el conseller, Juanjo Pons, desde Menorca. "Estoy encantada, pocas ciudades pueden decir que tienen un club ACB", expresaba la alcaldesa, Águeda Reynés, única representante de la clase política que estuvo en Melilla aunque no pudo quedarse al partido del sábado.
El equipo regresó al día siguiente a Menorca pero fue el lunes cuando tuvo lugar la celebración por el tercer ascenso. Recorrió el centro de la ciudad en el tren turístico y cerca de un millar de personas le dio la bienvenida en la plaza del Ayuntamiento.
Los discursos políticos de buenas intenciones se los acabó llevando el viento porque la Administración dejó que el enfermo estirara la pata definitivamente. Menorca se quedó sin Menorca Bàsquet