El Menorca Talaiòtica Sant Lluís ha perdido el primer set de la temporada. Y en blanco. El 0-6 que refleja la clasificación pesa. Pero el vestuario azul tiene los motivos detectados y asegura tener margen de reacción, a poco que la situación «se normalize».
Miki Ortiz reflexiona desde la experiencia y el compromiso sobre el arranque de la competición, «quienes estamos en el proyecto sabíamos desde el principio la temporada que nos esperaba, las circunstancias que la convertirían en muy dura y exigente», aunque no hasta el límite actual.
El ala-pívot mahonés añade el lastre de lesiones, problemas para fichar, trabas en los desplazamientos, «no queremos excusarnos. Pero tampoco podemos hacer una valoración real en un contexto irreal y nada idóneo para poder competir. No lo estamos haciendo en unas condiciones normales como el resto».
El guión, apunta el experimentado jugador, se repite prácticamente cada partido, «salimos fuertes, motivados, pero las fuerzas tienen un límite. Dos minutos sin concentración nos pasan factura y nos puede hundir cualquier equipo. Cuando el rival huele a sangre no tiene compasión». En cierto modo, la condición de colista, sin victorias, «les hace llegar relajados. Y en cuanto les metemos el miedo en el cuerpo reaccionan y aparecen los grandes equipos que son todos en esta categoría».
Ortiz reconoce que la llegada de Balsa Mirotic «nos alegró muchísimo el domingo, reforzó el alma del equipo para salir fuertes y muy concentrados». Luego, lo de siempre, «nos falta más intensidad, no disponemos de dos jugadores por posición, no podemos crecer como equipo sin entrenar 5c5. Si los entrenamientos no tienen el nivel necesario, no podemos competir».
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