El Menorca Talaiòtica CCE Sant Lluís transita descabezado por el grupo C-A de la Liga EBA. Las lesiones de Dani García, Cristian Balibrea y Cice Mercadal han dejado sin un armador válido al grupo que dirige Xavi Carreras, que apenas ha podido trasladar el balón con suficiencia de la pista de defensa a la de ataque en las últimas citas. Y, por supuesto, mucho menos generar el juego pretendido por el cuerpo técnico.
Los miembros del área deportiva de la sección azulada se reunieron de urgencia tras la debacle del sábado ante el Quart, que despojó al quinteto local de cualquier opción a la victoria desde el primer cuarto (9-29). El cónclave se prolongó hasta pasada la medianoche y la decisión de incorporar un base fue unánime.
El mercado, una vez más, presenta serias dificultades para adherir al proyecto santlluïser un jugador con visión de juego, rapidez y muy buen manejo del balón. Las características elementales de un base que se precie.
Sin embargo, en las últimas horas el Sant Lluís habría localizado un tipo que se ajustara al perfil y aceptara las mismas condiciones que en su día suscribieron Alberto Artiles, Balsa Mirotic y Lolo Sánchez.
El base en cuestión sería de nacionalidad norteamericana, compite en otro grupo de la Liga EBA, y su situación se asimilaría a la que permitió el fichaje de Ibon Miralles. Un estado de disgusto en su actual equipo, que habría inclinado la balanza hacia la oferta deportiva del Sant Lluís. Si obtuviera la baja en las próximas horas, su inscripción por el club menorquín sería inmediata.
Y es que no hay vuelta de hoja, tras iniciarse la segunda vuelta de la primera fase con un balance (0-9) que acota peligrosamente las posibilidades de jugar por la permanencia en el tramo que sigue al calendario actual. El Sant Lluís está obligado a sumar alguna victoria ante los equipos que, presuntamente, formarán el grupo por evitar el descenso.
Por si había alguna duda, el talentoso Jordi Bataller (Quart), uno de los mejores bases del grupo, evidenció sobre el parqué de Ses Canaletes la imperiosa necesidad de disponer, como mínimo, de un jugador que dirija el juego en la pista, ordene las jugadas y sea, en definitiva, la prolongación del entrenador en la cancha.
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